miércoles, 24 de octubre de 2012

Mi primera clase de japonés

Prólogo
No recuerdo cuando fue la última vez que fui a una clase a estudiar. Probablemente sería un taller de cine o algo parecido hace más de 15 años. Y si excluimos las materias relacionadas con mi profesión e intereses de toda la vida (tecnología, audiovisuales, comunicación, ordenadores) es probable que haya que remontarse a hace más de 20 años sin estudiar nada diferente. :-o

Así que decir que estoy oxidado en lo que se refiere a estudiar en una clase con profesores es poco. No hace tanto tiempo que he impartido charlas, conferencias o cursos sobre audiovisuales o desarrollo web pero enseñar creo que es más fácil (no lo será tanto enseñar bien o motivar) pero puestos a contar cosas... como se puede ver puedo ser muy "parlanchín".

En cualquier caso, los que me conocen sabían desde hace años que estaba interesado en aprender japonés y de hecho, de forma casual, por blogs, manga, anime, un audiolibro en inglés, etc; he ido aprendiendo algunas cosillas sueltas por mi cuenta.

Algunos amigos me animaban a que me apuntase a clases de japonés en mi ciudad pero quizás por algo que leí y por la experiencia de toda la gente que he ido conociendo que estudiaba ya o lo había hecho no me convencía la idea de momento.

No de empezar a estudiar sino lo de hacerlo del modo convencional y fuera de Japón.

En torno a marzo de 2009 compré el libro "Kana para recordar" de la editorial Herder; Donde en relativamente poco tiempo, y si se tiene un poco de imaginación y se siguen unos pasos simples, se puede aprender en aproximadamente 6 lecciones de media hora cada una (en 3 días! por ejemplo: una a la mañana y otra a la tarde). Yo tardé 3 días en aprender todo el hiragana aunque mi tiempo de estudio fueron en total un poco más de las tres horas previstas por el libro: 4 horas y 7 minutos. Y en seis días (porque me pilló ocupado), poco después, aprendí el silabario katakana, pero en tiempo de estudio fueron menos horas: en total 3 horas 35' para estudiar las otras 6 lecciones.

Con eso por supuesto no es suficiente, requería practicar y seguir estudiando. Pero quizás no le dediqué la constancia necesaria después (porque...). De todos modos sí que practiqué los meses siguientes. Y conseguí no liarme (mucho) con el ツ en katakana y el シ que tanto se parecen y otros problemas similares.

Lo bueno es que con esta base ya tenía bastante para conocer el orden del diccionario en japonés y siempre que consulto lo hago mostrándome las pronunciaciones en kana en vez de en romaji.

Y el katakana se convirtió en una herramienta estupenda para entender palabras japonesas que proceden del inglés.

Lo que me convenció de seguir en plan autodidacta fue, en mi impulso por seguir adelante, comprar algunos libros como, la sucesión lógica de "Kana para Recordar" que fue, Kanji para Recordar 1. Y también compré "Japonés para gente Manga 1 - 4".

Pensé que acabaría siguiendo el método informal y desordenado de "Japonés para gente Manga" porque es más práctico pero enseguida noté que requería mucha concentración y tiempo para seguirlo, mientras que el de Kanji para Recordar 1, que no es un libro realmente para aprender japonés sino conocer los significados de todos los kanji del sisema oficial me ofrecia la ventaja de tal vez expandir mi imaginación, algo muy útil cuando tratas de escribir un guión de cine.

El autor del libro original James W. Heisig en su introducción comenta el alto índice de fracaso entre los occidentales que se aventuran a aprender japonés en comparación con los chinos cuya estadística se invierte con un porcentaje muy alto de éxito en el aprendizaje pese a que chino y japonés son muy diferentes como lenguas.

El nexo común que facilita la tarea a los asiáticos de China son las letras chinas que en pocos casos hay algunas que son puramente japonesas y en muchos más comparten el mismo ideograma o pictograma.

A los occidentales que usamos letras latinas, o romaji, los kanji nos "suenan a chino", nunca mejor dicho. Y al no estar inmersos en ellas es un auténtico muro con el que se termina por perder la paciencia si no se aprenden bien.

El método radical de Heisig es por tanto un sistema que propone memorizar todos los kanji. No los ~50.000 sino los alrededor de 2000 oficiales y algunos nombres propios. Y sobre todo propone un método para aprender nuevos kanji por cuenta del estudiante una vez concluido el primer libro.

 Y "allá" que me fui. Me lié la manta a la cabeza aprendiendo kanji hasta llegar a unos 500 (sin sus respectivas pronunciaciones) pero aprendiendo el orden de sus trazos y significados clave. En un momento dado, por lo que fuera, hice una pausa muy larga, quizás un año y noté que había olvidado algunos, aunque curiosamente no todos y es que el método mnemotécnico es bastante ingenioso. Y los kanji más complejos pueden salir con total naturalidad.

El método funciona según se hayan seguido seis pasos clave y no siempre funciona con una persona si la imaginación no es lo suyo. Yo procuro dedicar mucho tiempo al paso en el que hay que usar la imaginación, aunque quizás es contraproducente para la agilidad del método.

Dicho todo esto, y dado que me iba a gastar un dineral (para estar los tiempos como están) en el viaje al próximo Salón del Manga (por cuarta vez desde que fuera en 2008) se me ocurrió que no sería mala idea apuntarme a un curso presencial de japonés en serio teniendo oportunidad donde vivo con profesorado nativo. Y encontré una oferta a muy buen precio aunque al no cubrirse plazas tuvo que hacerse en un grupo más reducido, algo más caro pero en plazos trimestrales algo más fáciles de sobrellevar.

La primera clase
Llegué a la dirección de la clase cerca de un cuarto de hora antes y vi que había alguien esperando fuera, que también iba a aprender japonés. Me acerqué a ver el letrero de la entrada y me volví para preguntar si iban a la clase. Somos un grupo muy reducido. Conté la anécdota de este mismo día, 23 de octubre hace un año, cuando cogí un tren bala y llegué con pocos minutos de antelación (para lo que yo considero razonable) pero era más que de sobra para un japonés.

El caso es que no nos atrevíamos a entrar con demasiada antelación a la clase y me puse a revisar mi móvil. Entonces me di cuenta de los nervios que tenía por empezar. Pues me temblaban las manos al tocar la pantalla del móvil. Y soy un tipo muy tranquilo. 本当に本当

En cuanto entramos ya estabamos todos. Y empezamos inmediatamente a saco con el hiragana y frases sencillas. Yo metía baza a la mínima conteniéndome un poquito a veces. Matizando cosas y consultando lo que no sabía.

Tomar apuntes para mí ha sido una odisea. Porque quería atender al mismo tiempo y la (mucha) falta de costumbre y, lo "especialito" que soy (me gusta ponérmelo difícil) que quería apuntar lo que estaba en romaji en hiragana me ralentizaba bastante.

Ha sido una clase básica pero muy práctica. Algunas frases las había escuchado casualmente el día anterior en el MP3 de mi móvil donde por casualidad se puso en vez de música de mi colección el "Japanese for dummies" con frases como "train は nihongo de nan desu ka?"...

He tenido otras "primeras clases" de japonés cuando he ido a talleres de japonés en el Festival de Anime de Navarra o eventos similares donde también he practicado algo de 書道, aunque al ser informales y como una diversión para pasar el rato de lo único que llegas a enterarte es de lo complicado que puede llegar a ser si no se estudia con un método, motivación y constancia.

Respecto a decidirme a aprender en grupo presencial, me interesaba sobre todo conocer más interesados en el idioma japonés y la cultura moderna y tradicional japonesa.

También quería asegurarme de aprender bien la pronunciación que aunque me zambuyo con animes y webs online es importante aprenderla directamente de japoneses nativos y sabía que podía estar cogiendo malos hábitos... como cuando he dicho "handakuten" y me han corregido que se pronuncia como "handakten".

Además necesito empezar con lo más básico para ser capaz de desenvolverme mejor en un futuro en Japón cuando vuelva. Ya que, al no estudiar más que los kanji, me falta mucho que aprender por delante. Partículas, mucha gramática y normas curiosas que requieren mucha práctica.

Lo ideal sería que cuando sepa bastante digamos como para aprobar un Noken 4 ó 3 me pudiera ir a hacer un curso intensivo en Japón que elevase el nivel. Pero estoy adelantando acontecimientos... Quizás dos o (unos cuantos) más años de acontecimientos.

Cuando haya terminado el libro de Heisig, que he recomenzado hace un mes para afianzarlo, empezaré el libro 2 donde se aprenden las pronunciaciones y los kanji compuestos. Ese momento creo que será el indicado para estudiar en serio en Japón. Así lo planifiqué hace un par de años, cuando empecé con los kanji.

Sin embargo ponerme una clase semanal de japonés me obligará a tomármelo más en serio o acabar en las tristes estadísticas de abandono definitivo... いいえ! Abandonar no es una opción.

sábado, 13 de octubre de 2012

Japón, hace un año.

Este mes de octubre se cumple un año de mi primera visita al país del sol naciente. Recuerdo los meses previos de tensión calculando al milímetro el plan para un viaje en solitario perfecto. Inicialmente iba a ser con amigos, pero pasaban los años y siempre eran los otros los que no podían así que una vez reservado el billete empecé a marcar la ruta por mi cuenta. Pero hice caso de un consejo que me dieron y traté de tener algún contacto allí para no estar solo del todo.

Creo que no hubiera sido lo mismo sin la inestimable ayuda de Ale "Karawapo" y también Iñaqui, pariente de amistades de Tudela, al que pude visitar en mi segundo día por Japón en su trabajo, en un restaurante de Kawasaki.



Tras 3 años interrogando, cual agente de la Gestapo o el Mosad, a todo aquel que se cruzaba en mi camino que hubiera visitado o si quiera olido algo que tuviera que ver con Japón, me lancé a reservar mi viaje y a un mes de volar hacia allí empecé a actuar "raro". Cambié mi ritmo circadiano para dormir a la hora de Japón y evitar lo más posible los efectos del jetlag. Fue un poco tontería. Porque en el avión de ida dormí poco o nada. Tal vez de la emoción, o tal vez por el ruido. Y finalmente el día de mi llegada me vi forzado a echar una siestilla de cerca de una hora en torno a las 15h que me sentó estupendamente. Aunque el resto de días no tuve tiempo de dormir mucho. Solo faltaba, hacer más de 10.000 kilómetros para pasar el día durmiendo. Pero tampoco me estresé demasiado. Todo el tema de horarios y prisas pasadas y lugares que visité está más o menos relatado en este blog y en elotakutranquilo.posterous.com dos veces (Posterous desapareció: Alternativa: japonsincalma.tumblr.com), hace un año a finales de octubre 2011 y a finales de julio 2012,  aunque no es que haya ido allí dos veces. En verano volví a narrar el viaje otoñal añadiendo algunas fotos y detalles extra. Alguno se pensó que había estado ya en Japón más de una vez.

Lo primero que se fue de mi cabeza, incluso antes de llegar a Japón, fue la idea de ir preguntando -¿por qué no viste tal cosa o tal otra?!- como reprobando a todo aquel que estuvo en Japón que no lo hubieran hecho.

Y es que sólo pensando las cosas que da tiempo a ver en un día se agotan las posibilidades de ver todo y muchas cosas dejan de ser de visita obligada. Y más en otoño/invierno que anochece en torno a las cinco de la tarde. Por mi parte me programaba visitas a sitios por la mañana y viajes en los que había que madrugar de modo que no hacía vida nocturna. Lo más fueron algunas escapadas a manga kissa las últimas noches por Tokio por el barrio de Shibuya o Ikebukuro. Una vez de poco me cierran el metro, que en torno a las doce de la noche se chapa como un reloj.

En dos semanas recorrí 2500 Kilómetros. Por tanto hice una media de 180 Km. al día. Aunque la mayor parte de esa distancia la recorrí en sólo 6 días. Así que se podía decir que la media estaba realmente en 400 Km. al día y los primeros y últimos días sólo me desplacé por Tokio y cerca. El día que más kilómetros hice fue desde Fukuoka a Shirakawa-go,  la friolera de 1030 Km., conduciendo yo mismo los últimos 50 Km. tras dos shinkansen y un tren paisajístico de fabula entre valles, ríos, lagos y montañas.

Y al día siguiente no me quedé manco regresando a Tokio con en torno a 580 Km. más entre Rental Car, tren panorámico, y un shinkansen más.

Al palpar el país y estar ahí, desapareció de mi cabeza todo el bombardéo mediático estilo "Show de Truman" que nos metían para que no salgamos de casa; Y más con el que hubo tras el gran terremoto de Tohoku donde la prensa occidental en pleno "se volvió" (siempre lo está) totalmente loca. Pero gracias a Twitter pude intuir y observar con mis propios ojos lo mucho que exageraban (ver este vídeo antes de ir a Japón fue muy curioso; pues sale mi foto en un tweet cuando aparece el portátil de Marc en el shinkansen) y no tenía ningún temor al respecto cuando planificaba mi viaje, aunque si afectó a mi relación con allegados que parecían estar reticentes a mi visita al lugar. Pero como soy muy independiente no pudieron hacer nada para impedirlo aunque urdieron tretas de lo más villanas como decir que me iban a conseguir contactos que nunca llegaron.

En definitiva, cuando estuve por Odaiba o pasé por el río Sumida bajo el Puente Rainbow, después de haberlo visto desmoronarse en obras de ficción como "Tokyo Magnitude 8.0", verlo entero de una pieza me dejó una sensación de que Tokio y el resto de Japón seguirán estando ahí cuando vuelva. No exactamente igual, pues con el colectivo que lo habita, probablemente a poco que nos descuidemos nos habrán dejado atrás en el tiempo. Aunque como el pueblo japonés es muy amable y se deja llevar puede que se paren un poquito para permitirnos seguir su paso.

Dejando a un lado el estilo poético voy a dar algo de información útil para aquellos que aún suspiran con visitar el país por primera vez.

La web y aplicación de móvil de Hyperdia resulta imprescindible si se pretende viajar minimamente entre sitios diferentes de Japón en tren. Hay que tener algo de intuición para encontrar los nombres exactos con los que se listan algunas estaciones. Todo el mundo usa el tren en Japón. ¡Todos!

Alquilar una tarjeta SIM (o smartphone, o un MiFi -pocket wifi-) para disponer de Internet si no sabes japonés viene muy bien aunque sea para consultar mapas y horarios de los trenes. Cuando fui yo no encontré ningún turista con acceso a Internet Móvil pues también es cierto que para no residentes ese servicio puede salir caro.

Para comer barato se suelen buscar lugares de segundas o terceras calles después de una estación. Como en cualquier parte, lo más céntrico es más caro.

Para dormir lo más caro suele ser un alojamiento de tipo oriental como un Ryokan , que cada vez hay menos en Japón, aunque se están volviendo a abrir nuevos por los turistas extranjeros. O un balneario con onsen. Lo más económico (aunque requiere dejar el equipaje en una consigna -de modo que puede ser necesario sumar 400 yen por noche con equipaje pequeño/medio en una consigna de monedas de alguna estación cercana) y contratar al llegar por horas toda una noche (que tiene descuento al contratarse con antelación) en una sala de Karaoke cuyos sillones suelen ser cómodos, o un Manga kissa, donde además puedes ver películas, conectar a Internet, leer manga e incluso comer caliente de maquinas expendedoras y usar duchas. Más práctico dentro de lo barato son los cápsula pero si eres mujer hay que mirar más pues algunos alojamientos asequibles como estos no aceptan mujeres porque no disponen de segundo aseo / duchas para ellas. No obstante existen alojamientos de tipo occidental, family hotel o business hotel, y albergues con dormitorios comunes mixtos o sólo de mujeres o individuales. Ojo a los letreros y al tipo de suelo por si hay que descalzarse antes de entrar cuando vais a un hotel que no sea de tipo occidental.

Los alojamientos en Tokio son más caros y pequeños que en otras ciudades, y puede no merecer la pena alojarse en Tokio para recorrer lugares de alrededor, teniendo Yokohama, Kawasaki y otras ciudades muy cerca y bien comunicadas. Aún así el barrio más asequible cercano al centro de Tokio es Ueno, lo cuál no significa que vaya a ser lo más cómodo. Aunque realmente hay muchos lugares turísticos en las proximidades.

Sólo puedo hablar de la propia experiencia y lo más cerca que estuve de Ueno fue al pasar por Akihabara y Asakusa.

Para pagar trenes de la linea JR, metro y algunos transportes fuera de Tokio, incluso en Hiroshima o Fukuoka se puede usar la tarjeta Suica (con chip de proximidad RFID). Esta tarjeta no funciona en Osaka y zona de Kansai donde se usa una análoga para la línea JR llamada Icoca. En Kioto es mejor moverse en autobuses cogiendo un pase de día en el primero que se aborde.

Las tarjetas como la  SUICA se paga 3000 yen iniciales y te da 2500 de saldo recargable con 500 de depósito que te devuelven si devuelves la tarjeta en las máquinas de recarga o el mostrador de una estación donde se adquiere. Permite pagar también en quioscos de prensa, maquinas expendedoras, algunas consignas de monedas y en combini, o tiendas de conveniencia.

Cuando entras en una estación se acerca la tarjeta o la cartera mismamente donde la lleves a la puerta automática y un letrero te indica el saldo actual de la tarjeta a la par que accedes al anden. Al salir hay que volver a aproximar la tarjeta IC y la pantalla te indica el saldo que te queda después del trayecto. Si no queda saldo tendrás que retroceder a alguna máquina cercana que habrá para recargar la Suica. Aunque conviene ir vigilando eso y no abusar de compras sin calcular el gasto. Los viajes de la línea Yamanote o cualquier otro de líneas metropolitanas JR cuestan igual. Eso está bien porque aunque te pases de parada puedes dar media vuelta y hasta que salgas de una estación o vayas a otra línea que no sea de la JR no te cobran la tarifa estandar (que no se si andaba en torno a 240 yen).

El JR Pass es un vale que permite coger trenes de largo recorrido incluídos en el precio. Sólo se puede contratar desde fuera de Japón y se formaliza en una estación de Japón. Y sale a cuenta sólo con hacer un viaje de ida y vuelta entre Tokio y Osaka en tren bala. Además te permite coger transportes de la JR incluídos en el precio durante el periodo escogido para el pase. Eso incluye la Yamanote e incluso el Ferry que va de Miyajimaguchi a Miyajima. Los billetes para distintos trenes se pueden reservar con antelación al coger el propio JR Pass para evitar masificación.

Al respecto de la masificación, me preguntan mucho si había mucha gente. Y no sé. Quizás tuvo que ver la depresión tras el desastre de Tohoku pero yo no sentí excesivo agobio por gente. Aunque quizás no me moví mucho por los lugares más céntricos en horas punta. Es cierto que hay vagones sólo para mujeres, pero precisamente tienen un horario y también se pueden usar por hombres fuera de las horas punta.

Todo esto y mucho más en el wiki que abrí para preparar el viaje. http://fon.gs/wikijapon (colaborativo)

Siento que aunque haya pasado un año, parte de mí aún no ha vuelto de allí. Algo tiene Japón que nos encandila a todos.

Nada más por ahora. Espero que os gusten las 20 capturas inéditas que he recopilado de mis vídeos. Otro día, más.