martes, 22 de septiembre de 2009

Desalmado

Hay tanta ironía en la pequeña ciudad donde vivo, tanta que desborda cinismo.

La población tiene muchos cientos de años de historia y ha sido siempre un nudo de comunicaciones e incluso capital del "reyno".

Sin embargo, en vez de crecer la población parece que vamos hacia atrás como el cangrejo.

Volviendo a lo de la ironía: En mi recien escamoteada PDA con teléfono móvil tenía un audiolibro de unas tres horas con el que estaba aprendiendo algo de vocabulario japonés y recientemente había aprendido la palabra "LADRÓN" que en japonés se dice algo así como "TOROBO".

No me habían robado nada en la vida. Jamás. Quizás algo de tiempo. (Que anda que no fastidia eso. Esperas. Colas. Ausencias.) Hace casi 20 años sí que me robaron pero no tuve yo nada de culpa. No fui yo quien dejó la puerta de casa abierta mientras hablaba por teléfono, vamos.

Y encima el ladrón de entonces fue sabiendo lo que buscaba y supo acceder con tácticas de "ladrón nivel 50" pese a tener la puerta de mi despacho cerrada con llave.

Esta vez, aunque suelo ser muy cauteloso, me dejé el seguro del coche abierto y además olvidé el móvil y la chaqueta a la vista.

Una de cada 500 veces puedo tener un descuido y olvidarme el móvil(*) en el coche.
Una de cada 500 veces puedo tener un descuido y olvidarme cerrar el coche.

(*) Un móvil de más de 500 euros.

Pero ambas cosas... Eso solo pasa una entre un millón. Y para que esa circunstancia llegase a darse, tenía que tener en la cabeza muchas cosas ajenas a mi voluntad, e imprevistos.

Ahí está la ironía.

Y más ironía: Me robaron mientras esperaba a que llegase una patrulla de la policía municipal de Tudela. (policía que por cierto está en estos momentos algo molesta con el ayuntamiento que la tiene ubicada en un viejo edificio donde han aparecido grietas y se temía por su seguridad)

Es el ayuntamiento quien ha decidido peatonalizar la calle donde vivo y fue el día que quise probar el mando a distancia para que circulemos los vecinos cuando me robaron.

Pero ¿por qué me hurtaron el móvil (ordenador de bolsillo)? Pues porque cuando quise salir por la calle donde debía salir, había unos trabajadores de la brigada de obras del ayuntamiento arreglando unos pilones para que no se cuelen coches por las aceras y probé a ver si podía salir por otra salida con pilona escamoteable con el mando, pero no iba... Así que volví a donde estaban los trabajadores y pulse el mando... y pulsaron ellos de más cerca... y tampoco bajaba.

- Vaya... pues que raro.. Hace dos minutos ha pasado un coche y le funcionaba.-
- Pues vaya.. y que hago...
- Si quieres te dejamos pasar por este hueco.
- Ya pero eso no sería una solución definitiva... Si puedo entrar y ya no puedo salir, vaya gracia!
- Bueno voy a avisar a que venga una patrulla a ver si a ellos les funciona...
- Vale pues espero... voy a ver si sigue funcionando el pilón por el que he entrado.


* Pero ahora que veo.. hay un gran tramo que es dirección contraria y me puede venir cualquiera de frente.
Será mejor que aparque aquí y vaya andando a probar todas las pilonas.

Y, sí además pensamos que esa misma mañana había estado preocupado por el móvil de otra persona que lo había mojado y no se encendía y me tomé muchas molestias en secarlo y volverlo a la vida... ya del mío me olvidé completamente.

[...]

Y la imagen, al regresar, de la base del movil colgada del cable de audio, la guantera abierta se ha quedado en mi retina como un trauma.




Dicen que los japoneses consideran las posesiones como parte del alma de las personas.

Robar un objeto en Japón no suele hacerse ya que eso de quitarles el alma a las personas esta muy mal visto.

De hecho el pasado domingo alguien contaba en las "Jornaicas" como recuperó su cartera con mucho dinero tras olvidarla en un baño muy transitado en Tokio. Y también me han contado otro caso similar en la que el dueño recuperó una cartera con un fajo de billetes en yenes con todo el dinero para el viaje gracias al personal del hotel el primer día que llegaron al país. (En estos casos hay que recompensar al que hace el favor con un porcentaje de lo recuperado, ne! ;))

Poco a poco se me va pasando el disgusto y me lo voy tomando bien. Espero que hablar de ello cumpla el papel terapéutico, o "megapeutico" para el que creé este blog. Para escribir de forma constructiva, sin meterme con nadie, o intentando ser inquisitivo pero no acusativo.

Me imagino lo duro que debió ser para el ladrón intentar llevarse el móvil al verlo enredado con tanto cable que iba de la PDA hacia el cassette y la guantera donde estaba enchufada y no saber que coño hacer.. (-ju ju ju. ¿Quién dice que el desorden es malo?) y luego -Anda.. mira! Una emisora de mp3 FM, o lo que sea esto, con un pendrive, tirar y llevar...


Irónicamente, el ladrón se llevó el pendrive dejando su tapa y otras cosas importantes ahí mismo. Una cartera muy aparente, que no tenía nada como documentación o dinero, aunque si objetos de valor como un teclado bluetooth y una batería de repuesto, quedó también bajo el freno de mano sin tocar.

Irónicamente dos días después del robo el ayuntamiento ha dedicido dejar el pilón de acceso bajado supongo que para que los vecinos, que no tienen los 45 euros que hay que pagar de fianza por el mando a distancia, puedan de momento seguir accediendo como hasta ahora.

Irónicamente en el salpicadero del asiento del pasajero de delante se notaba que el ladrón había revuelto y visto la tarjeta que usamos para aparcar en minusvalidos por la hemiplejia de un pariente. Pero no tuvo ninguna piedad de nuestra alma. Porque probablemente era un desalmado.

Mal rayo le parta al ladrón. Aquí le va mi maldición:


viernes, 4 de septiembre de 2009

Zumbido de oídos

Aquellos que parecen no preocuparse de sí mismos o por los demás se les llama inconscientes. Son gente que esta sorda, no sabe escuchar ni ponerse en el lugar de los demás.

La conciencia por lo general guía nuestros pasos de forma discreta.
Me refiero a esa vocecilla que nos dice lo que puede estar bien y lo que puede estar mal.

Cuando te apartas de algo que deberías hacer, para tí mismo o por los demás, sientes el incesante silbido de Pepito Grillo que te dice -HEY! ¿No deberías estar haciendo otra cosa?-

En mi caso hay ocasiones que esa intuición, o sensación, sobrepasa la simple inquietud y llega a manifestarse de forma física. A veces hasta se manifiestan ticks nerviosos en un ojo.

Hay un sin fin de factores que alteran nuestro comportamiento y no todos se pueden controlar con simple disciplina a la hora de hacer nuestras tareas diarias.

Por lo general soy como un reloj cuando absolutamente nadie interfiere a mi alrededor.

Puedo pensar un millón de cosas útiles para hacer y por lo general las voy haciendo una tras otra.

Sin embargo está demostrado que las personas son más productivas cuando trabajan acompañadas en tareas rutinarias. Es decir, dos individuos juntos haciendo las mismas tareas producen más cada uno que una persona sola.

Esta es la razón por la que no considero muy práctico aislarme para producir buenos trabajos.

Sin embargo tampoco ayuda permitirle a los demás subirse a tu chepa.

Hay quien piensa que al haberles dado la mano, o el brazo, o "un riñón" les vas a dar el otro después, sin rechistar.

Pero nuestro organismo, como el planeta entero, va por ciclos y nunca se sabe cual es el mejor momento para cada cosa.

Necesitamos dormir, alimentarnos, aprender y reconocer.
Pero resulta que todo requiere tiempo y si alguien te pide que hagas algo que sabes hacer (reconocer), has de quitarle algo de tiempo a alguna de las otras cosas, y por lo general cuando eres tan majo y tan buena persona, resulta que te salen muchos "amigos" y quieren que les ayudes en horario matutino, en horario vespertino y en horario nocturno.

Y luego hay quien se extraña de que me levante a las cuatro de la mañana y me acueste a las ocho de la tarde; Por ejemplo.

Según la hora a la que me busquen siempre se quedan algunos que no dan conmigo. -Pues que manden un email, caray!- Ya les contestaré cuando pueda.

Ya estoy cansado de que me chillen los oídos.


Por más que quiera ayudar a todo el mundo eso es totalmente imposible.
Así que tened paciencia como la tengo yo.

Y no espereis de mí ya que os de un pez cocinado sino que os enseñe a pescarlo para que no sigais necesitándome.

Firmado: El hombre que no sabía decir que NO.