sábado, 12 de enero de 2013

Simplificar


Al plasmar una historia en un texto es posible que falten matices importantes para hacerla interesante o más realista. Cuando más compleja es la historia más se olvidan los matices y es probable que el quid de la cuestión sea precisamente añadir unos que generen la atracción necesaria sobre trama y personajes de una historia.

De modo que las películas que en el fondo nos parecen más ridículas y sinsustancia a veces logran un gran éxito que otros filmes más ambiciosos y artísticos no llegan a lograr jamás.

No significa que unos guionistas sean mejores o peores. Digamos que en igualdad de condiciones, un mismo guionista que no tiene que concentrarse en una compleja trama para mantener el interés podría centrar su atención en dotar la historia de detalles que adornan la historia y compensar la falta de originalidad o planteamiento simplista con una puesta en escena más espectacular.


Pero la filosofía del Keep It Simply, Silly no siempre es la que promulgo. De hecho, la simplificación suele estar siempre en caminos opuestos a los que suelo seguir. Es decir que si otro lo ha hecho ya, yo ya no quiero hacerlo. Quizás tenga algo que ver, el ser un hijo "tardano" que ha heredado ropa y trastos viejos de hermanos y primos mayores y que acabó harto de cosas usadas, viejas o manidas.

Los problemas siempre son un reto pero por pereza muchas veces son un obstáculo en el que topamos repetidas veces y no aprendemos a resolverlos.

Por pura intuición y costumbre soy capaz de hacer cosas como compilar un sistema operativo íntegramente pero a veces en asuntos que no controlo en absoluto soy capaz de llegar a conclusiones precipitadas y cometer los errores más tontos por pensar de más.

"Pasarse de listo" es una expresión que encaja perfectamente con este tema. Pero voy a dejar de escribir con estilo de blog y narraré un cuento que expresará mejor la idea:

El Dr. Bigeye en: "La duda"

El doctor Bigeye caminó entre las sombras de su laboratorio. El recinto estaba lleno de probetas y recipientes de cristal con líquidos de oscuros colores que burbujeaban sin cesar.

ー¡Alfred!ー exclamó el doctor, gritando para que le oyera fuera del laboratorio.
ー¿Llamaba, señor?ー un relámpago iluminó la silueta del mayordomo frente a la ventana, al otro extremo del viejo laboratorio del castillo del Dr. Bigeye.

El doctor se dio la vuelta sorprendido y abrió sus grandes ojos aún más.

ーAlfred, creía que estaba en su habitación!ー
ーNo, señor. Sabía que me iba a llamar esta noche así que le he estado esperando.ー
ー¿Pero no le di a usted hoy la noche libre?ー
ーSi, señor. No importa; De verdad.ー
ーEn realidad no le necesito.ー
ー¿No?ー
ーBueno. No, pero sí. Tengo que preguntarle una cosa. Tengo que preguntárselo a alguien para poder resolverlo yo mismo. Si no lo pregunto no siento la necesidad de resolverlo y me quedo como al principio.ー
ーComprendo.ー
ーBien. Pues allá va mi pregunta.ー

El mayordomo quedó en silencio circunspecto; aprovechó para encender una vela que iluminaba sus facciones arrugadas tras una larga vida al servicio de sus distintos amos.

El doctor abrió la boca para hablar pero volvió a cerrarla un momento y finalmente hizo su pregunta.

ー¿Crees que las mandarinas que traen al supermercado tienen un buen sistema de trazabilidad de su cultivo y distribución que permita averiguar cómo van a saber antes de pelarlas?

El mayordomo siguió en silencio en espera de que el doctor se respondiera solo como anunció.

ーLlevo 40 años haciendo experimentos y no he logrado dar con una fórmula exacta que me indique el grado de dulzor y acidez sin pelar o perforar de alguna manera las mandarinas. Y estoy empezando a pensar que la única forma sería calcular todas las variables externas, incluyendo el tipo de transporte, la meteorología durante el plazo de cultivo y todos los productos de siembra y riego utilizados. Hoy día sería posible crear una inmensa base de datos capaz de predecir la calidad de las mandarinas antes de llegar al consumidor. Y sin embargo, las del super de la esquina siguen siendo siempre un misterio!ー Bigeye abrió más sus ojos y prosiguió. ーAHHHH! Por qué? Me está volviendo loco!ー

ーSi me da permiso para hablar, señor....ー Dijo el mayordomo. ーCreo que esa no es la pregunta que quería hacer, realmente.ー

El doctor abrió tanto los ojos que su cara más que una cara era una mueca de sorpresa expectante.

ーLa pregunta debió ser ¿hay algo que me impida pelar una mandarina para saber como sabe?ー Dicho esto, el mayordomo se dio la vuelta y dejó al doctor con cara boquiabierta en su laboratorio, mientras regresaba a sus aposentos.