sábado, 12 de enero de 2013

Simplificar


Al plasmar una historia en un texto es posible que falten matices importantes para hacerla interesante o más realista. Cuando más compleja es la historia más se olvidan los matices y es probable que el quid de la cuestión sea precisamente añadir unos que generen la atracción necesaria sobre trama y personajes de una historia.

De modo que las películas que en el fondo nos parecen más ridículas y sinsustancia a veces logran un gran éxito que otros filmes más ambiciosos y artísticos no llegan a lograr jamás.

No significa que unos guionistas sean mejores o peores. Digamos que en igualdad de condiciones, un mismo guionista que no tiene que concentrarse en una compleja trama para mantener el interés podría centrar su atención en dotar la historia de detalles que adornan la historia y compensar la falta de originalidad o planteamiento simplista con una puesta en escena más espectacular.


Pero la filosofía del Keep It Simply, Silly no siempre es la que promulgo. De hecho, la simplificación suele estar siempre en caminos opuestos a los que suelo seguir. Es decir que si otro lo ha hecho ya, yo ya no quiero hacerlo. Quizás tenga algo que ver, el ser un hijo "tardano" que ha heredado ropa y trastos viejos de hermanos y primos mayores y que acabó harto de cosas usadas, viejas o manidas.

Los problemas siempre son un reto pero por pereza muchas veces son un obstáculo en el que topamos repetidas veces y no aprendemos a resolverlos.

Por pura intuición y costumbre soy capaz de hacer cosas como compilar un sistema operativo íntegramente pero a veces en asuntos que no controlo en absoluto soy capaz de llegar a conclusiones precipitadas y cometer los errores más tontos por pensar de más.

"Pasarse de listo" es una expresión que encaja perfectamente con este tema. Pero voy a dejar de escribir con estilo de blog y narraré un cuento que expresará mejor la idea:

El Dr. Bigeye en: "La duda"

El doctor Bigeye caminó entre las sombras de su laboratorio. El recinto estaba lleno de probetas y recipientes de cristal con líquidos de oscuros colores que burbujeaban sin cesar.

ー¡Alfred!ー exclamó el doctor, gritando para que le oyera fuera del laboratorio.
ー¿Llamaba, señor?ー un relámpago iluminó la silueta del mayordomo frente a la ventana, al otro extremo del viejo laboratorio del castillo del Dr. Bigeye.

El doctor se dio la vuelta sorprendido y abrió sus grandes ojos aún más.

ーAlfred, creía que estaba en su habitación!ー
ーNo, señor. Sabía que me iba a llamar esta noche así que le he estado esperando.ー
ー¿Pero no le di a usted hoy la noche libre?ー
ーSi, señor. No importa; De verdad.ー
ーEn realidad no le necesito.ー
ー¿No?ー
ーBueno. No, pero sí. Tengo que preguntarle una cosa. Tengo que preguntárselo a alguien para poder resolverlo yo mismo. Si no lo pregunto no siento la necesidad de resolverlo y me quedo como al principio.ー
ーComprendo.ー
ーBien. Pues allá va mi pregunta.ー

El mayordomo quedó en silencio circunspecto; aprovechó para encender una vela que iluminaba sus facciones arrugadas tras una larga vida al servicio de sus distintos amos.

El doctor abrió la boca para hablar pero volvió a cerrarla un momento y finalmente hizo su pregunta.

ー¿Crees que las mandarinas que traen al supermercado tienen un buen sistema de trazabilidad de su cultivo y distribución que permita averiguar cómo van a saber antes de pelarlas?

El mayordomo siguió en silencio en espera de que el doctor se respondiera solo como anunció.

ーLlevo 40 años haciendo experimentos y no he logrado dar con una fórmula exacta que me indique el grado de dulzor y acidez sin pelar o perforar de alguna manera las mandarinas. Y estoy empezando a pensar que la única forma sería calcular todas las variables externas, incluyendo el tipo de transporte, la meteorología durante el plazo de cultivo y todos los productos de siembra y riego utilizados. Hoy día sería posible crear una inmensa base de datos capaz de predecir la calidad de las mandarinas antes de llegar al consumidor. Y sin embargo, las del super de la esquina siguen siendo siempre un misterio!ー Bigeye abrió más sus ojos y prosiguió. ーAHHHH! Por qué? Me está volviendo loco!ー

ーSi me da permiso para hablar, señor....ー Dijo el mayordomo. ーCreo que esa no es la pregunta que quería hacer, realmente.ー

El doctor abrió tanto los ojos que su cara más que una cara era una mueca de sorpresa expectante.

ーLa pregunta debió ser ¿hay algo que me impida pelar una mandarina para saber como sabe?ー Dicho esto, el mayordomo se dio la vuelta y dejó al doctor con cara boquiabierta en su laboratorio, mientras regresaba a sus aposentos.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Sujetar el timón

Las supersticiones son creencias ancestrales que han llegado a nuestros días.

Mi escepticismo suele impedirme ver algunas supersticiones como algo útil y tampoco he sido nunca muy amigo de mirar al pasado. Prefiero vivir el presente con la vista puesta a un mejor futuro. Así que las supersticiones menos exóticas y rancias me siguen pareciendo aborrecibles. Pero creo que no merece la pena gastar energías en oponerse a ellas, ni por supuesto darles publicidad.

Cada día nos enfrentamos a multitud de problemas que sobrellevamos de forma rutinaria como mejor hemos aprendido. Pero la rutina y los imprevistos pueden impedir ver con claridad el rumbo al que dirigimos nuestra vida de aquí al día siguiente, el año que viene o la próxima década.

Consciente o inconscientemente, muchos se dan cuenta y buscan apoyo para conducir sus vidas o dejan que las conduzcan otros. En este último caso se corre el peligro de convertirse en esclavos involuntarios de otros. Y de nuevo tendrán esa sensación de no estar siguiendo su rumbo.

Nuestra mente es más simple de lo que cabe esperar. Por eso quienes han estudiado nuestro comportamiento y forma de pensar saben qué pasa por nuestra cabeza antes de abrir la boca. Especialmente las cabezas de los españoles. Lo peor es que también hay quienes además de comprender nuestro modo de pensar se dedican a convencer a personas de voluntad débil para que obedezcan estímulos externos, como perro de Pávlov.

Aunque seamos los más intransigentes, y duros de llevar la contraria a nuestra voluntad a muchos nos controlan en el super con las ofertas de 3x2. En la publicidad diseminada de mil y una originales maneras. O en sociedad, por culpa de amigos que te cuentan que alguien que conocen conoce a alguien que ha logrado un éxito gracias a una "estupenda" fórmula piramidal avalada por "gente muy lista" con títulos de lejanas universidades.

Incluso si estamos prevenidos basta con que controlen a algún allegado o persona de confianza para que nos fastidien nuestros planes por culpa de actos ignorantes de terceros.

Si se es tan recto que logramos evitar toda injerencia tampoco sabremos si vamos en la dirección correcta; Hace falta un poco de manga ancha, flexibilidad, divertirse; tener sueños y reflejarlos en un "rezo", un amuleto o algo atípico. Este tipo de actos actúan en nuestra mente para ayudarla a recordar sus metas y aprender a no distraerse con tonterías y pueden motivarnos a sujetar el timón de la vida en la dirección que quieres ir; en vez de en la dirección que quieran los demás que vaya tu propia vida.

domingo, 11 de noviembre de 2012

XVIII Salón del Manga

En España hay muchísimas actividades relacionadas con el manga, anime y la cultura japonesa. Sin embargo hay un referente que no necesita presentación, ni matización alguna, el "Salón del Manga" (o, simplemente, El Salón) es por supuesto el Salón del Manga de Barcelona. Y este año 2012, en su decimoctava edición, por primera vez se celebró en La Fira (tampoco hace falta decir La Feria de Muestras de Barcelona, aunque seas un troll negado con el catalán).

Con 6000 metros cuadrados más que en ediciones anteriores (17.000 m²) esta edición ha contado con una buena oferta de puestos y stands habituales dedicados a la venta de manga, vídeos de anime, películas, merchandising, fanzines, etc. Como novedad el espacio propició tener zonas separadas con escenario para actuaciones y pequeños concursos de karaoke, cosplay, trivial y otras actividades organizadas por la asociación FOC en lo que se conocía como "Showroom" aunque no era una habitación separada del resto del pabellón de exposición como podría pasar en ediciones anteriores.

Esto produjo ciertas molestias en ocasiones al Taller de Manga que se encontraba en la misma zona, especialmente cuando ponían un famoso éxito coreano de finales de este verano a todo meter y en el taller se intentaba traducir su charla o preguntas realizadas a algún invitado japonés.

Además se montó un pequeño matsuri cubierto donde se podía comprar un boleto a modo de おみくじ (me tocó "medio mala suerte" con ese resultado regalaban una pequeña chapa a elegir, casi todas de Naruto), se podía pescar unos globos y, también, conocer juegos como el go o el mahjong y otros.

Se dispuso de dos salones de actos en la planta superior del pabellón para proyecciones, conferencias, debates y presentaciones de libros o novedades de distintos ponentes.

Por falta de tiempo, no llegué a ver cómo era el Salón de actos 2, pero el 1 era algo pequeño para la demanda que hubo en ocasiones. No obstante la organización del lugar fue exquisita para que no se produjera ningún tipo de aglomeración pese a que se batieron records de asistencia que dejaron pequeño incluso al salón del cómic (en general) de este año con 112.000 asistentes en 4 días contra los 105.000 del Salón del Cómic que tuvo lugar durante 4 días de abril.

Sobre los voluntarios y miembros de la organización hay que decir que a veces se portaban con la gente que intentaba colarse en una fila o simplemente estorbaban de forma muy fría y cortante. Lo cuál es normal porque allí la gente va muy emocionada y con ganas de acaparar más que los demás y hay que bajar los humos un poquito.

La novedad de este año fue la zona dedicada a la gastronomía japonesa. Y fue lo que más me gustó. Decir a Roger un simple Enhorabuena se queda muy corto. Y aunque no pude disfrutar de todas los talleres de cocina que hubiera querido ver enteros; se pudo ver a maestros de distintas especialidades realizar okonomiyaki, sushi, dashi, kyara-ben, mochi, udon, etc...

Aparte de probar la comida que se preparaba en el taller de cocina, alrededor, y todos juntos, estaban distintos puestos de restaurantes o pastelerías japonesas de Barcelona o alrededores que vendían sus productos listos para consumir. Excepto el puesto de Daifuku que ya había venido a otras ediciones del Salón, y como hizo otros años, casi siempre traía sus productos medio congelados y así los vendía.

No obstante se podían comprar mochis al natural también en otros puestos.

Me sorprendió que en el puesto de la pastelería Ochiai el hijo del dueño, supongo que era, no sabía lo que era el Melonpan! Aunque sí lo conocían en la pastelería "Usagui" que no tenía puesto propio en el salón pero  pude contactar y me dijeron que hace un tiempo que no hacían porque esperaban recibir ingredientes desde Japón para dentro de 2 semanas (desde el viernes 2 de noviembre). Me quedé con unas ganas...!

El último día del salón aproveché para probar los takoyaki (bolas de pulpo) cocinadas en el momento con un pulpo a la vista mientras lo preparaban y condimentaban de forma esquisita, y tras una lista de espera, como de 20 ó 25 minutos, pude disfrutar de mi ración de 4 takoyaki por 4 euros que estaban buenísimos.

También pude probar los nikuman del puesto del restuarante Ikkiu en un par de ocasiones y por supuesto al menos un ichigo daifuku cada día.

Hiroyoshi Ishida, del mítico Mibu, demostró que era un gran maestro en la cocina y explicó como hacer un caldo japonés básico, dashi. Y repartieron un poco para todos los asistentes al taller. En cuanto di unos sorbos sentí como se asentaba en mi estómago. Fue como tomar una ambrosía que te llevaba al paraíso. Imagina si comes algo preparado con ese caldo... Pero, cuando iba el señor Ishida a preparar una sorpresa más, tuve que salir a saludar a un amigo y me quedé sin probar lo que hizo después. Habrá que hacerse socio del Mibu y viajar a Japón a ver si es posible en otra ocasión. Pseee. :-/

Los cosplay a concurso, como de costumbre, estaban bastante currados en general y hubo algo de polémica entre quién debió ganar y quedarse finalista para el WCS reivindicando un "Tongo, tongo" generalizado entre el público cuando les dieron el 2º premio (de reserva si fallan los 1º) a las que se esperaba hubieran ganado.

Las charlas que vi este año fueron todas muy interesantes aunque no pude grabar integramente ninguna por falta de memoria en la cámara para todos los días. Y fue una pena no haber podido asistir a algunas que se celebraban a la misma hora que los concursos de Cosplay y alguna otra que se me pasó.

Las que pude ver trataban sobre Yokai, la creación del manga Mibu-elBulli, el documental Songokumanía del Capitán Urías y Turismo Manga por Marc Bernabé. Que también se encargó de preparar una detallada exposición en colaboración con Roger "ComerJapones.com" Ortuño, sobre Manga "A la carta". Y al que destaco entre las "desvirtualizaciones" más esperadas de este año en el salón al cuál no pude desvirtualizar en los 3 salones anteriores (2008, 09, 10) a los que fui. También conocí por fin en persona al Profesor Hurías, tras varias promesas incumplidas de hacerse ver por uno de estos actos. B)

Y por último, la razón por la que aún sigo recordando el Salón del Manga, tras haber pasado una semana desde su conclusión es que, parte de mí se quedó allí queriendo ver más cada oferta, cada ejemplar curioso de manga, novela ligera, packs de oferta, figuras, dakimura (dakimura, dakimura. Algún día compraré uno. jejeje), camisetas, y merchandising relacionado con lo que todo al otaku del manga, anime y cultura japonesa puede interesar.

Mi presupuesto era limitado, tirando a cero pero aún así no me resistí a comprar estas cositas renunciando a bastantes cosas que también me interesaban, creo que a los precios que indico, aunque me puedo equivocar:
- HunterxHuner tomo 1 (Panini, en oferta de lanzamiento: 2€), Hikari Club (EDT, 15€),  Mibu・ElBulli (Manga exclusivo. 10€), Madoka Magica 1 (Ivrea, 6,5€), Charaman (Guía de caracteres de Bakuman, Norma 7,5€), Yotsuba 1 (Norma 7€), Toriko 1 y 2 (Planeta, oferta lanzamiento: 9.90€), La melancolía de Haruhi Suzumiya (Novela. Ivrea 7€), Madoka Magica vol.1 (Selecta Visión. Combo BD+BSO y libro. Oferta Salón. 24.99€), Colorful (Selecta Vision. BD. Oferta Salón. 10€).

Por descuido no compré una alfombra DDR que estaba "tirada" de precio a 3 € en el stand de Chunichi Comics. En principio buscaba una mejor y pregunté si tenían, pero no tenían otras. Y como las que tengo son iguales pero están algo viejas y fallan un poco pensé en comprar de todas formas ya que eran una ganga; y quizás por pensar en el viaje de vuelta en tren (este año no quise llevar el coche a "la megalopolis de la zona azul") me olvidé de ello.

A todo eso hay que añadir los 2 últimos fanzines de Studio Katz que compramos entre un amigo y yo porque no hay quien se resista a la labia que tienen los fanzineros, y la parodia en plan coña que hacen de todo lo que se cruza en su camino.


También compré una figura a escala 1/8. La más grande hasta ahora en mi colección junto con el Ryuk alado de Death Note. Aún no la he sacado de la caja porque temo que vaya a mi dormitorio en mitad de la noche a despertarme de un tortazo y me enseñe su secreta afición otaku. Everybody loves Kirino. ^_^

Puntos negativos de este año:
Ruidos que entorpecen las conferencias dadas en el Taller de Manga en el pabellón.
Que un botellín de agua costase 2,20 € en algunas cafeterías del pabellón. Normal cuando hay mucha demanda.
Que no se regalase un manga con la entrada como se había hecho cada año. Malditos recortes.
Que fuera imposible ver todas las actividades simultáneas que podían ser de interés para una misma persona.
Que se pusieran en el horario proyecciones de la web antes del Salón  una película novedosa por error que luego se cambió a pocos días del acto.

Las colas del viernes y el sábado fueron bastante largas. Para el domingo espabilamos más y parece que no hubo tanta gente. Pero nada a lo que no fuera ya prevenido de casa, tras vivir tres salones del manga en La Farga.


Todo lo demás fue positivo. En general acabé encantado y no tengo duda de que el próximo Salón que se comenta estará dedicado al deporte, aunque no soy fan de los deportes en general -y menos del fútbol en particular- no tengo duda de que haré lo posible por asistir el año próximo en otroño de 2013.

Si quieres ver más fotos y vídeos del salón. Atento al blog y mi Twitter porque publicaré alguna cosa más.


miércoles, 24 de octubre de 2012

Mi primera clase de japonés

Prólogo
No recuerdo cuando fue la última vez que fui a una clase a estudiar. Probablemente sería un taller de cine o algo parecido hace más de 15 años. Y si excluimos las materias relacionadas con mi profesión e intereses de toda la vida (tecnología, audiovisuales, comunicación, ordenadores) es probable que haya que remontarse a hace más de 20 años sin estudiar nada diferente. :-o

Así que decir que estoy oxidado en lo que se refiere a estudiar en una clase con profesores es poco. No hace tanto tiempo que he impartido charlas, conferencias o cursos sobre audiovisuales o desarrollo web pero enseñar creo que es más fácil (no lo será tanto enseñar bien o motivar) pero puestos a contar cosas... como se puede ver puedo ser muy "parlanchín".

En cualquier caso, los que me conocen sabían desde hace años que estaba interesado en aprender japonés y de hecho, de forma casual, por blogs, manga, anime, un audiolibro en inglés, etc; he ido aprendiendo algunas cosillas sueltas por mi cuenta.

Algunos amigos me animaban a que me apuntase a clases de japonés en mi ciudad pero quizás por algo que leí y por la experiencia de toda la gente que he ido conociendo que estudiaba ya o lo había hecho no me convencía la idea de momento.

No de empezar a estudiar sino lo de hacerlo del modo convencional y fuera de Japón.

En torno a marzo de 2009 compré el libro "Kana para recordar" de la editorial Herder; Donde en relativamente poco tiempo, y si se tiene un poco de imaginación y se siguen unos pasos simples, se puede aprender en aproximadamente 6 lecciones de media hora cada una (en 3 días! por ejemplo: una a la mañana y otra a la tarde). Yo tardé 3 días en aprender todo el hiragana aunque mi tiempo de estudio fueron en total un poco más de las tres horas previstas por el libro: 4 horas y 7 minutos. Y en seis días (porque me pilló ocupado), poco después, aprendí el silabario katakana, pero en tiempo de estudio fueron menos horas: en total 3 horas 35' para estudiar las otras 6 lecciones.

Con eso por supuesto no es suficiente, requería practicar y seguir estudiando. Pero quizás no le dediqué la constancia necesaria después (porque...). De todos modos sí que practiqué los meses siguientes. Y conseguí no liarme (mucho) con el ツ en katakana y el シ que tanto se parecen y otros problemas similares.

Lo bueno es que con esta base ya tenía bastante para conocer el orden del diccionario en japonés y siempre que consulto lo hago mostrándome las pronunciaciones en kana en vez de en romaji.

Y el katakana se convirtió en una herramienta estupenda para entender palabras japonesas que proceden del inglés.

Lo que me convenció de seguir en plan autodidacta fue, en mi impulso por seguir adelante, comprar algunos libros como, la sucesión lógica de "Kana para Recordar" que fue, Kanji para Recordar 1. Y también compré "Japonés para gente Manga 1 - 4".

Pensé que acabaría siguiendo el método informal y desordenado de "Japonés para gente Manga" porque es más práctico pero enseguida noté que requería mucha concentración y tiempo para seguirlo, mientras que el de Kanji para Recordar 1, que no es un libro realmente para aprender japonés sino conocer los significados de todos los kanji del sisema oficial me ofrecia la ventaja de tal vez expandir mi imaginación, algo muy útil cuando tratas de escribir un guión de cine.

El autor del libro original James W. Heisig en su introducción comenta el alto índice de fracaso entre los occidentales que se aventuran a aprender japonés en comparación con los chinos cuya estadística se invierte con un porcentaje muy alto de éxito en el aprendizaje pese a que chino y japonés son muy diferentes como lenguas.

El nexo común que facilita la tarea a los asiáticos de China son las letras chinas que en pocos casos hay algunas que son puramente japonesas y en muchos más comparten el mismo ideograma o pictograma.

A los occidentales que usamos letras latinas, o romaji, los kanji nos "suenan a chino", nunca mejor dicho. Y al no estar inmersos en ellas es un auténtico muro con el que se termina por perder la paciencia si no se aprenden bien.

El método radical de Heisig es por tanto un sistema que propone memorizar todos los kanji. No los ~50.000 sino los alrededor de 2000 oficiales y algunos nombres propios. Y sobre todo propone un método para aprender nuevos kanji por cuenta del estudiante una vez concluido el primer libro.

 Y "allá" que me fui. Me lié la manta a la cabeza aprendiendo kanji hasta llegar a unos 500 (sin sus respectivas pronunciaciones) pero aprendiendo el orden de sus trazos y significados clave. En un momento dado, por lo que fuera, hice una pausa muy larga, quizás un año y noté que había olvidado algunos, aunque curiosamente no todos y es que el método mnemotécnico es bastante ingenioso. Y los kanji más complejos pueden salir con total naturalidad.

El método funciona según se hayan seguido seis pasos clave y no siempre funciona con una persona si la imaginación no es lo suyo. Yo procuro dedicar mucho tiempo al paso en el que hay que usar la imaginación, aunque quizás es contraproducente para la agilidad del método.

Dicho todo esto, y dado que me iba a gastar un dineral (para estar los tiempos como están) en el viaje al próximo Salón del Manga (por cuarta vez desde que fuera en 2008) se me ocurrió que no sería mala idea apuntarme a un curso presencial de japonés en serio teniendo oportunidad donde vivo con profesorado nativo. Y encontré una oferta a muy buen precio aunque al no cubrirse plazas tuvo que hacerse en un grupo más reducido, algo más caro pero en plazos trimestrales algo más fáciles de sobrellevar.

La primera clase
Llegué a la dirección de la clase cerca de un cuarto de hora antes y vi que había alguien esperando fuera, que también iba a aprender japonés. Me acerqué a ver el letrero de la entrada y me volví para preguntar si iban a la clase. Somos un grupo muy reducido. Conté la anécdota de este mismo día, 23 de octubre hace un año, cuando cogí un tren bala y llegué con pocos minutos de antelación (para lo que yo considero razonable) pero era más que de sobra para un japonés.

El caso es que no nos atrevíamos a entrar con demasiada antelación a la clase y me puse a revisar mi móvil. Entonces me di cuenta de los nervios que tenía por empezar. Pues me temblaban las manos al tocar la pantalla del móvil. Y soy un tipo muy tranquilo. 本当に本当

En cuanto entramos ya estabamos todos. Y empezamos inmediatamente a saco con el hiragana y frases sencillas. Yo metía baza a la mínima conteniéndome un poquito a veces. Matizando cosas y consultando lo que no sabía.

Tomar apuntes para mí ha sido una odisea. Porque quería atender al mismo tiempo y la (mucha) falta de costumbre y, lo "especialito" que soy (me gusta ponérmelo difícil) que quería apuntar lo que estaba en romaji en hiragana me ralentizaba bastante.

Ha sido una clase básica pero muy práctica. Algunas frases las había escuchado casualmente el día anterior en el MP3 de mi móvil donde por casualidad se puso en vez de música de mi colección el "Japanese for dummies" con frases como "train は nihongo de nan desu ka?"...

He tenido otras "primeras clases" de japonés cuando he ido a talleres de japonés en el Festival de Anime de Navarra o eventos similares donde también he practicado algo de 書道, aunque al ser informales y como una diversión para pasar el rato de lo único que llegas a enterarte es de lo complicado que puede llegar a ser si no se estudia con un método, motivación y constancia.

Respecto a decidirme a aprender en grupo presencial, me interesaba sobre todo conocer más interesados en el idioma japonés y la cultura moderna y tradicional japonesa.

También quería asegurarme de aprender bien la pronunciación que aunque me zambuyo con animes y webs online es importante aprenderla directamente de japoneses nativos y sabía que podía estar cogiendo malos hábitos... como cuando he dicho "handakuten" y me han corregido que se pronuncia como "handakten".

Además necesito empezar con lo más básico para ser capaz de desenvolverme mejor en un futuro en Japón cuando vuelva. Ya que, al no estudiar más que los kanji, me falta mucho que aprender por delante. Partículas, mucha gramática y normas curiosas que requieren mucha práctica.

Lo ideal sería que cuando sepa bastante digamos como para aprobar un Noken 4 ó 3 me pudiera ir a hacer un curso intensivo en Japón que elevase el nivel. Pero estoy adelantando acontecimientos... Quizás dos o (unos cuantos) más años de acontecimientos.

Cuando haya terminado el libro de Heisig, que he recomenzado hace un mes para afianzarlo, empezaré el libro 2 donde se aprenden las pronunciaciones y los kanji compuestos. Ese momento creo que será el indicado para estudiar en serio en Japón. Así lo planifiqué hace un par de años, cuando empecé con los kanji.

Sin embargo ponerme una clase semanal de japonés me obligará a tomármelo más en serio o acabar en las tristes estadísticas de abandono definitivo... いいえ! Abandonar no es una opción.

sábado, 13 de octubre de 2012

Japón, hace un año.

Este mes de octubre se cumple un año de mi primera visita al país del sol naciente. Recuerdo los meses previos de tensión calculando al milímetro el plan para un viaje en solitario perfecto. Inicialmente iba a ser con amigos, pero pasaban los años y siempre eran los otros los que no podían así que una vez reservado el billete empecé a marcar la ruta por mi cuenta. Pero hice caso de un consejo que me dieron y traté de tener algún contacto allí para no estar solo del todo.

Creo que no hubiera sido lo mismo sin la inestimable ayuda de Ale "Karawapo" y también Iñaqui, pariente de amistades de Tudela, al que pude visitar en mi segundo día por Japón en su trabajo, en un restaurante de Kawasaki.



Tras 3 años interrogando, cual agente de la Gestapo o el Mosad, a todo aquel que se cruzaba en mi camino que hubiera visitado o si quiera olido algo que tuviera que ver con Japón, me lancé a reservar mi viaje y a un mes de volar hacia allí empecé a actuar "raro". Cambié mi ritmo circadiano para dormir a la hora de Japón y evitar lo más posible los efectos del jetlag. Fue un poco tontería. Porque en el avión de ida dormí poco o nada. Tal vez de la emoción, o tal vez por el ruido. Y finalmente el día de mi llegada me vi forzado a echar una siestilla de cerca de una hora en torno a las 15h que me sentó estupendamente. Aunque el resto de días no tuve tiempo de dormir mucho. Solo faltaba, hacer más de 10.000 kilómetros para pasar el día durmiendo. Pero tampoco me estresé demasiado. Todo el tema de horarios y prisas pasadas y lugares que visité está más o menos relatado en este blog y en elotakutranquilo.posterous.com dos veces (Posterous desapareció: Alternativa: japonsincalma.tumblr.com), hace un año a finales de octubre 2011 y a finales de julio 2012,  aunque no es que haya ido allí dos veces. En verano volví a narrar el viaje otoñal añadiendo algunas fotos y detalles extra. Alguno se pensó que había estado ya en Japón más de una vez.

Lo primero que se fue de mi cabeza, incluso antes de llegar a Japón, fue la idea de ir preguntando -¿por qué no viste tal cosa o tal otra?!- como reprobando a todo aquel que estuvo en Japón que no lo hubieran hecho.

Y es que sólo pensando las cosas que da tiempo a ver en un día se agotan las posibilidades de ver todo y muchas cosas dejan de ser de visita obligada. Y más en otoño/invierno que anochece en torno a las cinco de la tarde. Por mi parte me programaba visitas a sitios por la mañana y viajes en los que había que madrugar de modo que no hacía vida nocturna. Lo más fueron algunas escapadas a manga kissa las últimas noches por Tokio por el barrio de Shibuya o Ikebukuro. Una vez de poco me cierran el metro, que en torno a las doce de la noche se chapa como un reloj.

En dos semanas recorrí 2500 Kilómetros. Por tanto hice una media de 180 Km. al día. Aunque la mayor parte de esa distancia la recorrí en sólo 6 días. Así que se podía decir que la media estaba realmente en 400 Km. al día y los primeros y últimos días sólo me desplacé por Tokio y cerca. El día que más kilómetros hice fue desde Fukuoka a Shirakawa-go,  la friolera de 1030 Km., conduciendo yo mismo los últimos 50 Km. tras dos shinkansen y un tren paisajístico de fabula entre valles, ríos, lagos y montañas.

Y al día siguiente no me quedé manco regresando a Tokio con en torno a 580 Km. más entre Rental Car, tren panorámico, y un shinkansen más.

Al palpar el país y estar ahí, desapareció de mi cabeza todo el bombardéo mediático estilo "Show de Truman" que nos metían para que no salgamos de casa; Y más con el que hubo tras el gran terremoto de Tohoku donde la prensa occidental en pleno "se volvió" (siempre lo está) totalmente loca. Pero gracias a Twitter pude intuir y observar con mis propios ojos lo mucho que exageraban (ver este vídeo antes de ir a Japón fue muy curioso; pues sale mi foto en un tweet cuando aparece el portátil de Marc en el shinkansen) y no tenía ningún temor al respecto cuando planificaba mi viaje, aunque si afectó a mi relación con allegados que parecían estar reticentes a mi visita al lugar. Pero como soy muy independiente no pudieron hacer nada para impedirlo aunque urdieron tretas de lo más villanas como decir que me iban a conseguir contactos que nunca llegaron.

En definitiva, cuando estuve por Odaiba o pasé por el río Sumida bajo el Puente Rainbow, después de haberlo visto desmoronarse en obras de ficción como "Tokyo Magnitude 8.0", verlo entero de una pieza me dejó una sensación de que Tokio y el resto de Japón seguirán estando ahí cuando vuelva. No exactamente igual, pues con el colectivo que lo habita, probablemente a poco que nos descuidemos nos habrán dejado atrás en el tiempo. Aunque como el pueblo japonés es muy amable y se deja llevar puede que se paren un poquito para permitirnos seguir su paso.

Dejando a un lado el estilo poético voy a dar algo de información útil para aquellos que aún suspiran con visitar el país por primera vez.

La web y aplicación de móvil de Hyperdia resulta imprescindible si se pretende viajar minimamente entre sitios diferentes de Japón en tren. Hay que tener algo de intuición para encontrar los nombres exactos con los que se listan algunas estaciones. Todo el mundo usa el tren en Japón. ¡Todos!

Alquilar una tarjeta SIM (o smartphone, o un MiFi -pocket wifi-) para disponer de Internet si no sabes japonés viene muy bien aunque sea para consultar mapas y horarios de los trenes. Cuando fui yo no encontré ningún turista con acceso a Internet Móvil pues también es cierto que para no residentes ese servicio puede salir caro.

Para comer barato se suelen buscar lugares de segundas o terceras calles después de una estación. Como en cualquier parte, lo más céntrico es más caro.

Para dormir lo más caro suele ser un alojamiento de tipo oriental como un Ryokan , que cada vez hay menos en Japón, aunque se están volviendo a abrir nuevos por los turistas extranjeros. O un balneario con onsen. Lo más económico (aunque requiere dejar el equipaje en una consigna -de modo que puede ser necesario sumar 400 yen por noche con equipaje pequeño/medio en una consigna de monedas de alguna estación cercana) y contratar al llegar por horas toda una noche (que tiene descuento al contratarse con antelación) en una sala de Karaoke cuyos sillones suelen ser cómodos, o un Manga kissa, donde además puedes ver películas, conectar a Internet, leer manga e incluso comer caliente de maquinas expendedoras y usar duchas. Más práctico dentro de lo barato son los cápsula pero si eres mujer hay que mirar más pues algunos alojamientos asequibles como estos no aceptan mujeres porque no disponen de segundo aseo / duchas para ellas. No obstante existen alojamientos de tipo occidental, family hotel o business hotel, y albergues con dormitorios comunes mixtos o sólo de mujeres o individuales. Ojo a los letreros y al tipo de suelo por si hay que descalzarse antes de entrar cuando vais a un hotel que no sea de tipo occidental.

Los alojamientos en Tokio son más caros y pequeños que en otras ciudades, y puede no merecer la pena alojarse en Tokio para recorrer lugares de alrededor, teniendo Yokohama, Kawasaki y otras ciudades muy cerca y bien comunicadas. Aún así el barrio más asequible cercano al centro de Tokio es Ueno, lo cuál no significa que vaya a ser lo más cómodo. Aunque realmente hay muchos lugares turísticos en las proximidades.

Sólo puedo hablar de la propia experiencia y lo más cerca que estuve de Ueno fue al pasar por Akihabara y Asakusa.

Para pagar trenes de la linea JR, metro y algunos transportes fuera de Tokio, incluso en Hiroshima o Fukuoka se puede usar la tarjeta Suica (con chip de proximidad RFID). Esta tarjeta no funciona en Osaka y zona de Kansai donde se usa una análoga para la línea JR llamada Icoca. En Kioto es mejor moverse en autobuses cogiendo un pase de día en el primero que se aborde.

Las tarjetas como la  SUICA se paga 3000 yen iniciales y te da 2500 de saldo recargable con 500 de depósito que te devuelven si devuelves la tarjeta en las máquinas de recarga o el mostrador de una estación donde se adquiere. Permite pagar también en quioscos de prensa, maquinas expendedoras, algunas consignas de monedas y en combini, o tiendas de conveniencia.

Cuando entras en una estación se acerca la tarjeta o la cartera mismamente donde la lleves a la puerta automática y un letrero te indica el saldo actual de la tarjeta a la par que accedes al anden. Al salir hay que volver a aproximar la tarjeta IC y la pantalla te indica el saldo que te queda después del trayecto. Si no queda saldo tendrás que retroceder a alguna máquina cercana que habrá para recargar la Suica. Aunque conviene ir vigilando eso y no abusar de compras sin calcular el gasto. Los viajes de la línea Yamanote o cualquier otro de líneas metropolitanas JR cuestan igual. Eso está bien porque aunque te pases de parada puedes dar media vuelta y hasta que salgas de una estación o vayas a otra línea que no sea de la JR no te cobran la tarifa estandar (que no se si andaba en torno a 240 yen).

El JR Pass es un vale que permite coger trenes de largo recorrido incluídos en el precio. Sólo se puede contratar desde fuera de Japón y se formaliza en una estación de Japón. Y sale a cuenta sólo con hacer un viaje de ida y vuelta entre Tokio y Osaka en tren bala. Además te permite coger transportes de la JR incluídos en el precio durante el periodo escogido para el pase. Eso incluye la Yamanote e incluso el Ferry que va de Miyajimaguchi a Miyajima. Los billetes para distintos trenes se pueden reservar con antelación al coger el propio JR Pass para evitar masificación.

Al respecto de la masificación, me preguntan mucho si había mucha gente. Y no sé. Quizás tuvo que ver la depresión tras el desastre de Tohoku pero yo no sentí excesivo agobio por gente. Aunque quizás no me moví mucho por los lugares más céntricos en horas punta. Es cierto que hay vagones sólo para mujeres, pero precisamente tienen un horario y también se pueden usar por hombres fuera de las horas punta.

Todo esto y mucho más en el wiki que abrí para preparar el viaje. http://fon.gs/wikijapon (colaborativo)

Siento que aunque haya pasado un año, parte de mí aún no ha vuelto de allí. Algo tiene Japón que nos encandila a todos.

Nada más por ahora. Espero que os gusten las 20 capturas inéditas que he recopilado de mis vídeos. Otro día, más.