Hace unos días me encontré en mi estudio un agujero al ir a vigilar los golpes que daban en mi pared obreros que rodean mi casa sitiada con
al menos cuatro edificios en obras o en construcción en los alrededores.
Sin perder los estribos invité a los obreros a parar y observar el desperfecto que fue reparado en 24 horas. Salvo la pintura.
Pero no ha pasado ni media semana cuando de nuevo y también sin previo aviso me han hecho un nuevo agujero en la misma pared. Como puede verse en las fotos. Que también han prometido arreglar.
Pensándolo mejor casi debería haberles pedido que "acabaran el trabajo" y me hicieran una nueva ventana para tener más luz en la habitación.
Si pensasemos siempre de forma constructiva en vez de anquilosarnos en la rutina y el cómo se supone deben hacerse las cosas nos ahorraríamos problemas y ganaríamos bienestar.
El clan de los albañiles y sus socios los bancos, seguros, abogados, ayuntamientos, promotoras, es una especie muy escurridiza en estos temas. Lo tengo comprobado porque a un pariente mío le hicieron algo peor.
Lo que le hicieron no fue un mazazo en la pared o una vieja viga arrancada; los arquitectos Blasco y Arellano S.A.L., que culparon al Ayuntamiento de Tudela, que a su vez culpó a la institución pública de administración de viviendas de Navarra VINSA, de que los planos de los alrededores de la casa estaban mal; provocaron que una excavadora de demolición subcontratada por la extinta promotora Tudeco se cargase media pared de un dormitorio de su casa. Los obreros pararon cuando vieron objetos brillantes entre los escombros y temieron que hubiera alguien bajo ellos. Desafortunadamente para los habitantes de la casa no fue así; porque lo que vino después fue peor que una pesadilla.
Desfile de obreros, arquitectos, peritos y abogados para terminar con una indemnización extrajudicial irrisoria y sonría por favor.
Nada más sucedido el incidente un abogado amigo de mi pariente tomó cartas en el asunto y empezó a hablar con éstos y aquellos y promoviendo denuncias y demandas aquí y allá.
Los arquitectos implicados y ayudantes pasaron y advirtieron que no se habitase la casa en los días siguientes mientras se asentaban los cimientos de la nueva casa anexa por el peligro de nuevos desprendimientos.
Y así lo atestigüé yo mismo al ir a documentar con fotos y vídeos los alrededores poco después cuando escuché como taladraban en los alrededores de la casa, como si no hubiera tenido bastante, que provocaron el hundimiento del techo del sótano.
Y fue esta maldad ajena a la voluntad de la víctima la que acabó de apuñalarla traperamente. Aproximadamente seis meses después de hundirse el techo un perito de la otra parte fue a visitar el siniestro y vio que un habitante de la casa había retirado los escombros del techo del sótano y por tanto se probaba que los "daños continuados" podían haber sido hechos por el interesado. -
Seis meses después! -Qué morro tienen algunos!
Desde el primer momento la oficina local del seguro del hogar de Santa Lucía daba muestras de buena voluntad, mientras que por carta y conductos oficiales se desentendían totalmente del asunto mintiendo vil y salvajemente, con tretas legales que detectó el amigo abogado. Ya que hablaban de artículos inventados o que no tenían nada que ver con lo que mencionaban. Y es que parece ser que Santa Lucía y Vitalicio, la aseguradora de la otra parte, hacen buenas migas juntos para ahorrarse una pasta.
El acuerdo extrajudicial quedó en cien mil miserables pesetas para la víctima y adios muy buenas. Entre tanto el siniestro que afectó a la pared de dos habitaciones de la casa sigue siendo evidente varios años después. Y seguramente costaría más de 3000 euros dejarlo de forma parecida a como estaba antes. Y eso sin contar limpieza de toda la casa, ropas y artículos destruidos. Y sobre todo el daño moral.
Cosas como estas que pasan constantemente hacen que la especie "albañil" y acólitos sean bastante insensibles y profieran expresiones como "Bah! Eso no es naaaada!", o "Uff! qué marrón!" o "La culpa es de mengano", o "Pero si yo lo hice con muchísimo cuidado!".
Conclusión. Si alguna vez te meten en obras involuntariamente ándate con mucho tiento. Procura no enfadar a nadie. Documéntalo todo. Piensa en positivo. Y aléjate de las sanguijuelas de los intermediarios.
UPDATE: El viernes 14 de marzo asomaron por mi ventana y arreglaron el segundo agujero. Falta pintura.
ResponderEliminarUPDATE - 4 de diciembre: Aun no han pintado.
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