Esto es lo que me pasa por la cabeza cuando, después de una cena tradicional japonesa, me doy el primer baño de mi vida en un onsen (Aguas termales naturales):
- huy! Quema.
- bah! Si ellos (los japoneses) pueden, yo también.
- (adentro)
- Ay ay ay ay! Esto no es para mí! (En voz alta... ya no había nadie hasta un rato más tarde.)
- Mmmm. Qué agusto se está.
- Ahhh. Qué bien!
- (cierro los ojos)
- hhhhh.
- cierran en una hora... aquí no hay reloj.
- (Salgo y me ducho por segunda vez antes de volver a entrar)
- Ha entrado otro.
- Si me pongo a su lado con mi cara de extranjero ¿se preocupará?
- me pondré enfrente mirando para un lado.
- (Voy a la zona de burbujas)
- guou!
- Si me tiro un pedo aquí, nadie lo notaría.
- Tengo que escribir esto en el blog.
- (salgo y me refresco y aclaro con la ducha de nuevo)
- qué es eso de ahí? No puede ser?! Onsen al aire libre tras la puerta!
- (allá voy. Fresquito en la noche y agua muy caliente)
- (empiezo a tatarear Love Hina)
- ...
- Será mejor ir vistiéndose no sea que cierren conmigo dentro.
La piel me ha rejuvenecido 15 años.
Soy feliz.
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