domingo, 22 de diciembre de 2013

Lo que distingue al anime

Anime, no según la RAE, son las obras audiovisuales de ficción animada procedentes de Japón.
El término procede de アニメ(anime) que es una abreviatura japonesa de la palabra inglesa "animation".

Dentro de Japón el término se refiere a cualquier obra de animación. Pero fuera de Japón, se refiere a "animación japonesa". Me repito un poco, nada más empezar, para dejarlo claro. Y seguiré diciendo "anime japonés" aunque si es anime, es japonés (o de algún lugar asiático), pero no seré lo suficientemente redundante hasta que quede claro.

Ya escribí un viejo artículo en este blog hace casi 5 años sobre Anime. Entonces me maravillaba del filón descubierto. Cómo Colón descubriendo un continente sin saber bien cuan grande era, pero intuyéndolo. Disperso por todo este blog hay también apuntes más o menos sesudos y frikis sobre el tema.

Ahora quiero matizar mejor las diferencias que hay entre el anime y las obras de otros países. O más que hablar de las diferencias quiero hablar de lo que distingue al anime; obviando la forma en que se hacen obras audiovisuales de ficción en otros lugares.

Esto no es más que un aperitivo de lo que quería escribir hace mucho tiempo y que no cabe en "Otro Blog de Anime" dada su estructura fija de reseñar obras vistas por distintos blogueros y comentarlas.

Mi intención es dejar más claro que hay Anime para todos los gustos; y mencionar obras concretas que a un tipo de espectador determinado le gustaría ver.

Pero al pensar en ello he decidido dividir esa parte en varios artículos, enfocados a cada tipo de audiencia, a lo largo de los próximos meses y empezar símplemente explicando por qué ver anime, o cómo verlo con otros ojos para entender el modo de ser nipón al que se enfoca inicialmente el anime.

1. Suele haber personajes buenos y malos.
En el anime, la línea divisoria entre buenos y malos suele ser muy delgada en muchas obras. Tan delgada que a veces no parece ni existir.


Es cierto que un buen guionista, de cualquier lugar, cuando perfila un personaje antagónico no lo crea como alguien malo, sin más. Sino que piensa en cómo puede poner en dificultades al protagonista haciendo que los intereses de ese personaje se puedan considerar buenos, con motivos, y un modo de ser que puede llegar hasta hacer que el malo caiga bien. (Como ya pasó con Freddy Kruegger. Ese psicópata asesino de adolescentes cuyos padres frieron por su cuenta en un horno y después de muerto decidió seguir con su tarea "mata-pijillos" desde el mundo de los sueños.)

Si un personaje protagonista, presentado como bueno, hace algo malo el punto de vista occidental puede llegar a concluir que el personaje cambió y se volvió malo.

Pero no es así realmente como se presentan los "buenos" y "malos" en el anime japonés. Los actos censurables que realizan algunos personajes no son juzgados por los otros personajes e incluso se incita a la cooperación. Y en ocasiones, se busca la complicidad con el espectador para que no se deje engañar por las apariencias.

Al margen de eso el modo de ser colectivista y el hecho de que aquel que más daño les hizo antes y durante la SGM sea ahora un aliado; y se haya puesto en evidencia el propio lado atroz de Japón, se refleja de un modo u otro en sus obras de ficción actuales con demasiada recurrencia.

Es cierto que el anime japonés se mira mucho al ombligo. Pero, como se verá en el resto del artículo, eso no tiene porque ser un punto en su contra.


2. El mejor final es mikan…
Esta es una asignatura pendiente por aprender incluso por los más incondicionales del anime. Parafraseo el final de temporada de una serie anime sobre anime y cultura otaku que hace un juego de palabras; ya que "mikan" quiere decir tanto "mandarinas"(みかん) como "incompleto" (未完).

El anime japonés no sigue una estructura y cánones predecibles de presentación, nudo y desenlace. Incluso de los manidos anticipación y cumplimiento; causa, efecto.

En el anime el desenlace puede llegar a intuirse y no presentarse nunca.

Dejar las cosas inconclusas es algo más que un "cliffhanger" para que el espectador vea la continuación. Es, en realidad, algo muy arraigado en la cultura japonesa. Algo proveniente de la estética budista zen.

Que dejen cabos sueltos, no significa necesariamente que vaya a haber una continuación. Aunque su productora tenga presupuesto y expectativas de vender bien otra obra relacionada.

Volver a visionar la obra, si es necesario, puede permitir entender mejor el final abierto de algunos anime.

El espectador tiene una cabeza con la que puede completar las piezas. Hacer cábalas. Pensar, simplemente. Algo que se ve en menor grado en obras de otros países.

Los guionistas de anime están altamente influenciados por monjes y grandes filósofos tanto originarios de Japón y países asiáticos próximos, como clásicos griegos, así como más contemporáneos como Kant.



3. Es más importante el cómo que el qué.
Aunque a todo el mundo no le pueda interesar una historia sobre deportes o fantasía lo que está claro es que el argumento suele ser simplemente una excusa argumental para mostrar una historia clásica de modo diferente.

El argumento de las historias japonesas, aunque haya excepciones, suelen ser semillas de poca variedad, según el género y tipo de público perseguido. En cambio, al desarrollarse, las historias suelen volverse más complejas y rebuscadas. Esto es una constante en cualquier serie anime de suficientes capítulos como para tratar de evitar contar lo mismo una y otra vez, o que se note.

Las historias sin argumento definido sobre historias de la vida diaria sin metas definidas son muy populares gracias a los distintos estilos de contar algo cotidiano que le pueden ocurrir a cualquiera desde un punto de vista diferente.

En ocasiones, el modo de contar la historia tiene un director, unos músicos, un diseño de personajes, o un equipo creativo en general, que imprimen un aire especial a cada obra acercándolas a lo que se conoce como arte.


4. Si algo te gusta, (casi) siempre hay más.

El anime y lo que se mueve a su alrededor, manga, música, merchandising, turismo, espectáculos, es una industria que produce ingentes cantidades de series y películas. Y dentro del campo de la animación, Japón es el principal referente mundial en toda la historia reciente del actual siglo y finales del anterior.

Con el paso de los años, los principales estudios japoneses de animación incrementan su ritmo de producción exponencialmente; y es difícil no encontrar algún tema que no se haya tratado en anime.

De modo que si una película o serie te llega a gustar lo suficiente es muy probable que si no hacen una segunda parte, una tercera, un remake, una precuela, un "rebuild", o una edición 3D 4K, al menos habrá pronto otra obra de un mismo autor u otro semejante, que te guste tanto o más que la anterior.

Mayor cantidad no suele implicar mayor calidad. Pero no es tan difícil encontrar algo decente cuando hay variedad donde escoger.


5. Transgresión
Las historias más macabras, apurar los límites éticos, romper las normas sociales establecidas, resaltar fetichismos estrambóticos, provocar asco, asombro, fascinación. Incluso retratar la sociedad tal como es, conforma el modo de transgredir los límites establecidos para un medio de expresión artística al mismo tiempo sirve de instrumento de comunicación sociocultural o de mero entretenimiento y vía de escape para olvidar los problemas más mundanos.


6. Humor
El nivel del humor en el anime japonés puede alcanzar cotas de sofisticación inconcebibles, no sólo mayor que en otras obras de animación sino que en cualquier otra de ficción occidental.


Sin embargo, sea anime o no, cualquier obra de humor lo tiene muy difícil para hacerse notar porque nadie se toma muy en serio el humor que les divierte. Sería algo contradictorio hacerlo. El problema es que, como el humor es tan subjetivo, si una obra de humor no gusta, hay quien sí lo toma en serio y lo critica de mala manera como si le fuera la vida en ello.

Hay muchos tipos de humor, pero lo fundamental es que nos cambie el propio ánimo haciéndonos reir.

Si algo pretendídamente humorísitico no te hace reir es casi seguro que lo estás extrapolando a tu experiencia personal, o en ese momento no tienes ganas de reir. Quizás en otro momento no te apetezca otra cosa que reirte de todo, con todo y por todo y lo hagas sobre todo cuando algo te recuerde a un infortunio personal. Porque si no nos pasasen cosas "malas", tampoco habría "buenas" y éso es, quizás, lo que busca nuestro cerebro al hacernos reir ante cortes, sarcasmos, ironías, sinsentidos, y filosofías profundas.


7. Cultura japonesa
Puede parecer una perogrullada más, de las muchas que suelto, pero para conocer aspectos de la cultura japonesa lo mejor quizás no sea ver películas alemanas sobre ninjas,  o películas de Hollywood de samurais; Lo idóneo es acudir al origen de esta cultura que influye fundamentalmente a los aficionados japoneses.

Lo curioso de la cultura japonesa son lo arraigadas que están en la mentalidad nipona las tradiciones más ancestrales de su historia. Aunque como toda cultura, sus ritos y percepción de los hechos del pasado, cambia con cada generación.

Japón se distingue de otros países por haber pasado de un estado de estilo medieval al mundo industrial de finales del siglo XIX de forma forzada. Eso les ha hecho conservar con más celo aquellos aspectos que los distinguen de otros países y que hoy día no se encuentran si quiera en los países vecinos que les influyeron.

Además la sociedad nipona ha sabido observar el mundo a su alrededor y ponerse un paso por delante en lo que se refiere a adelantos tecnológicos.



De modo que tenemos en un sólo país la fusión de lo ancestral y lo más moderno tratado con el nivel adecuado de respeto.

En la mayor parte del anime se retratan aspectos de la cultura japonesa que a los occidentales pueden resultarnos extraños, pero allí son lo más cotidiano. Tópicos incluso.

El modo de vida urbano, los mangakissa, los karaoke, la música, la TV, sus ambiciosos planes de futuro, el pasado, la cultura del ofuro, los onsen, la gastronomía japonesa, sus deportes más característicos, artes marciales, sus decenas de miles de leyendas y cuentos de fantasmas, el Japón rural, la naturaleza, sus rituales religiosos e infinidad de extrañas costumbres y supersticiones...

En el anime se suelen reflejar algunos aspectos de toda la cultura nipona tratados de forma directa, o en segundo plano, dando a la historia un nuevo sentido con escenario estupendo que aporta un trasfondo extra de increíble riqueza a la obra.


8. Ir más allá

El anime que se hace en Japón tiene el espíritu del "ganbatte", del modo de ser nippon, incrustado no sólo en los argumenos de mucha de sus series y películas sino, por supuesto, en la calidad de lo que se realiza.

Se busca que todos los implicados en una obra den lo mejor de sí. Lo hagan todo lo mejor posible y (si es posible) necesariamente lo hagan un poco mejor todavía.


El nivel de exigencia, e incluso de auto-exigencia, es muy alto. La competición es vista como algo sano y se lleva a niveles que en otros países parecerían absurdos. Se incentiva la competición entre empleados de una misma empresa para lograr que todos den lo mejor posible. En cambio, tienen un techo que no suelen sobrepasar. Ya que, al mismo tiempo que procuran ser los mejores, también han de ser humildes y no destacar más que los demás.

Ese modo de ser, quasi-bipolar, aporta el equilibrio en el anime para lograr unas obras homogéneas pero variadas y rompedoras al mismo tiempo.