viernes, 27 de marzo de 2009

Decadencia

Incluso los hábitos más saludables pueden ser contraproducentes si se toman demasiado en serio perdiendo la perspectiva en favor de nuestra comodidad y costumbres.

Hacer siempre lo mismo puede mejorar tu habilidad para hacerlo pero al no hacer otras tareas poco a poco se pierden facultades importantes.

Nuestros sentidos tienen memoria independiente de lo que consideramos recuerdos.

Si miramos fíjamente un punto o un detalle, y cerramos los ojos, durante un tiempo permanece en nuestra retina. Del mismo modo, nuestras piernas, nuestra mandíbula o nuestras manos aprenden movimientos que se van olvidando conforme dejan de realizarse.

Siempre quedan latentes las tareas más sencillas para poderlas repetir en cualquier momento pero cuesta más realizar aquello que nunca practicamos.

Conforme perdemos nuestras facultades perdemos la ambición de lograr nuestros sueños. Y poco a poco podemos perder  la motivación, la cortesía, la habilidad para manejarnos en la vida, y el instinto de supervivencia; Llegando a un punto del que puede ser muy difícil volver.

El ser humano es como una compleja máquina de tuercas y resortes. Si no se ejercita cuerpo y mente de vez en cuando, es muy fácil oxidarse e ir perdiendo agilidad, destreza y toda habilidad con la que antes contábamos.

Los médicos llaman a oxidarse envejecer; como una parte natural de la vida.
De modo que si el mecánico lo considera normal nadie va a apretarnos las tuercas cuando lo necesitemos.

El mundo es lo suficientemente desafiante para hacernos ejercitar casi todos nuestros mecanismos, pero conforme pasa el tiempo debemos ser más exigéntes en aquellos aspectos que olvidamos cuidar. O cada vez quedará menos de nosotros mismos.

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