viernes, 12 de junio de 2009

Ñíscalo bueno, ñíscalo frito.

Cuando llega el verano las setas florecen por doquier en bosques cálidos y húmedos.
Y los disgustos florecen como ñíscalos.

El calor altera nuestra percepción del paso del tiempo. Y nos cambia el temperamento.

Una hora real con mucho calor nos puede dar la sensación de que pasa como si fueran dos horas. Es justo lo contrario que sucede cuando el frío nos afecta. O eso vi en algún documental de "La 2".

A eso podemos sumar más horas de luz con el cambió del eje rotacional y dormir menos debido a vacaciones (o EREs) y disponer de más tiempo libre.

Cuando un humano normal es alterado de esta manera desarrolla cierta hipersensibilidad a todo lo que pasa a su alrededor.

Puedes ver mejor los detalles y escuchar con más intensidad los ruidos que resultan más desagradables.
La irritación aumenta;
La gente chilla a sus congéneres.
E incluso llegan a las manos, los puños, o artimañas letales.

Los medios se hacen eco. El vecino se contagia y una ola de frustraciones y desequilibrios se extiende como un hilo invisible, o una inofensiva gripe pandémica, como la N1H1, pero con mayor virulencia y consecuencias más sentidas.

Y ¿qué podemos hacer?: Nada. O muy poco.

Procurar huir de las molestias. Aire acondicionado, ejercicio, buenos alimentos. Y no dejar que nadie, absolutamente nadie, intenté hacer tuyos SUS malditos problemas.

Repitete el sortilegio: -El problema no es conmigo. El problema es suyo no mío. El problema es suyo no mío.

Por cierto. Entre mis contactos ya he leido por lo menos tres frases de estado con cosas como -hasta los co**nes de gentuza mentirosa-, -a mi no me miente nadie-, o similares...

Sed más constructivos.
No esparzais más malas vibraciones porque revierte en todos y se extiende la plaga veraniega del mal rollo, el -cagon tò-, y el -toda la culpa es de Pepito-.

Estropea nuestra propia percepción de las cosas y todo nos parece lleno de m*erda.

¡Qué, como suele decirse, mañana será otro día!
Mañana nos reiremos todos de aquello que nos pasó y nos disgustó.

Solo hay que poner a funcionar la vesícula biliar, tras comer unas buenas seticas fritas, mientras dormimos y soñamos que podemos volar.

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