Los temas que trato en este blog desde hace 4 años siempre giran en torno a mismos temas bajo mi propio punto de vista. Puede ser algo de cómic japonés y tópicos que nos llegan de aquel país, o bien historias sobre la creatividad para un proyecto cinematográfico en ciernes. En muchas ocasiones hablo de ordenadores o tecnología en general, por lo general enfocada al software y aplicaciones. Y de vez en cuando escribo sobre la forma de ser, o personalidad, de la sociedad que me rodea.
También cuento cosas de mi vida diaria, como se supone que le corresponde a un blog (aunque no es lo normal en ningún blog famoso), y sólo cuento lo que me parece importante sin entrar en detalles personales; procurando dejar al margen vidas ajenas que puedan sentir algún recelo de lo que cuente yo por esta vía.
En esta ocasión voy a divagar (no lo quiero llamar meditar) sobre algo que ya traté más de un año atrás en el post
Supersticiones y cosas raras y lo titulo "El señor de las sectas" para darle algo así como un título de película. Pero
esto no pretende analizar a una persona concreta, ni depende del género. Afecta tanto a hombres como a mujeres. No sé si muchos o pocos. Pero según como se mire es algo global. Y en mayor o menor medida todos estamos atrapados por un conjunto de ideas establecidas y perseguimos un fin en base a ellas.
Las drogas son malas, generalmente. Pero si nos ponemos maniáticos con la semántica, o el significado de las palabras, incluso dormir es una droga. Así lo veo yo.
Si duermes mucho, cada vez quieres dormir más y tampoco puedes prescindir de dormir. No sólo es inevitable voluntariamente sino que además es una parte fundamental que protege nuestra salud, y nuestra vida. Podríamos entonces llamar a dormir una "droga" buena. (siempre que no nos excedamos).
Al término
secta normalmente se le da un sentido negativo. O, al menos, ese sentido es al que aludo en esta disertación. Creo que es el correcto.
Pero por supuesto, como en lo que respecta a lo que yo llamo "drogas", también hay algunas sectas que pueden ser necesarias para un determinado tipo de persona si le ayuda a mantener su cabeza motivada o más activa.
Y ahora, al grano:
Toda superstición, creencia y fantasía elucubrada por cerebros enfermos seguida por una masa gregaria, cegada por un hambre de formar parte de un grupo mayor, renunciando a su propio individualismo, con el fin de lograr algo que creen que no tienen; con esperanza de lograr una satisfacción sin su propio esfuerzo, como las que forman religiones, deportes-espectáculo, partidos políticos, magufadas de la nutrición, remedios naturales exóticos, ejercicios "espirituales", hombrecillos verdes y espectros, e inventos de novelas baratas y películas mayormente hollywoodienses no son más que basura que debería
ignorarse olímpicamente (todo lo opuesto que estoy haciendo yo aquí ahora). No darles bombo ni a favor, ni en contra, porque ya se sabe que la masa populista se deja llevar por alguna neurona loca, que solemos tener todos, que lleva la contraria a todo que nos dicen que está mal (o bien).
Una de las tácticas que suelen usar las sectas para convencer es meter la palabra "ciencia" en sus discursos. Pero la ciencia existe para desmentir creencias. Nunca para confirmarlas.
Probablemente el que haya gente que cae en excéntricas sectas, perdiendo toda vergüenza ante el qué dirán los demás, sea causado por una facultad humana que nos hace probar cosas que otros no hacen, o no harían, y que sin ella jamás llegaríamos a avanzar, ayudando a evolucionar al conjunto de la sociedad.
Pero, amigos descarriados! Esos "locos" que hacen evolucionar el mundo se llaman Magallanes, Galileo, Einstein, y unos pocos genios o artistas más; que estudiaron su entorno y supieron mirar más allá que la mayoría sin perder de vista el suelo que pisaban. Eran unos pocos individuos que, aunque también fueron idealizados y convertidos en "secta" al aceptarse sus ideas y descubrimientos mundialmente, no es lo mismo que seguir al ejército de locos (o auténticos psicópatas) que empujan a la gente a apretujarse en un pozo del que es difícil salir, que te obliga a actuar de una determinada manera a la hora del fúbol o de la homilía del cura o político de turno.
La religión católica-cristiana ha tenido mucho éxito en los últimos 5 siglos pero no es la más peligrosa de las sectas. Aunque la gente está ya hasta las gónadas de esos proselitistas avariciosos e hipócritas, y con suerte se les va a acabar el chollo pronto con la última "crisis económica mundial". Lo malo es que será reemplazada por otras sectas que ya se están gestando. Como la ecologista. (...)
En mi opinión las sectas más peligrosas son las que obligan a sus acólitos a cambiar de estilo de vida, a renunciar a su apoyo moral habitual como son parientes, amigos y colegas para que así dependan de lo que los "líderes espirituales" tengan a bien ordenarles mientras mengua su cuenta corriente y autoestima al ver que sus allegados no quieren saber nada de su gran revelación que va a sanar su vida y puede sanar también la del vecino.
Una vez que se entra en esas sectas ya no se sale. Da igual que el influenciado sectário reniegue de su fé y pierda la confianza en el Maharahi de turno, o "motivador" profesional que va a sacarle de pobre. Su conducta ya ha sido condicionada y buscará sistemáticamente otra basura que reemplace la anterior mientras despotrica de la primera, segunda, o tercera secta por la que ha pasado, culpándolas de todos los males del planeta; Mientras por otro lado abraza una nueva ideología excéntrica que parezca tener sentido en su mente aunque por fuera sólo le hace parecer un loco más.
Por supuesto, volviendo a la semántica, buscar apoyo en la Familia o en los Amigos es también buscar agregarse a una secta. Pero es que este mundo no es perfecto.
Y no. No busques el individualismo para escapar de las sectas. Las creencias solipsistas, de que sólo hay un dios (monoteismo), y que ese dios eres tú mismo; son las dos locuras más grandes del mundo.
Primero. El monoteismo otorga el poder de todo a un sólo ser. Esto empuja a una sociedad jerarquizada fácilmente manipulable por la creencia de que hay algo único por encima de ellos y que esa superioridad está más en contacto con sus "representantes" a los que hay que apoyar con sus falsas promesas para ganarse "el paraiso" o la "evolución". (...)
Segundo. Creerse un dios, o "el dios", huelga decir que está dentro de los parámetros que un psiquiatra llamaría psicopatía; pero básicamente es una conducta condenada al ostracismo al minar la confianza que puedan tener los demás con el
niñato que se cree dios por muy nobles que sean sus fines.
Así que no hay forma de huir de las sectas. Entre los habitantes de este planeta hay mucho aprovechado y "vampiro" que, ayudado por lacayos sociólogos (de sombrero negro), han estudiado las debilidades del hombre en mil y una situaciones en todas las etapas de la vida. Cuando se enferma, o cuando llega a viejo, y cuerpo y mente se debilitan, suele ser más fácil que todos los condicionamientos inducidos por creencias populares, ritos, anuncios de TV y radio, campañas por Internet y soluciones-milagro encuentren campo abonado para apoderarse de una nueva víctima, y ésta, si era respetada, sea además usada de ejemplo a seguir por otros sectários.
Nada más que decir. Cuidaros la mente y no seais excesivamente gregarios, ni ermitaños. Buscar el equilibrio, el ying y el yang.... -¡NO! Olvídalo! Eso es otra secta!