Mi artículo anterior era un poco abstracto, como de costumbre, y me parece que no dejaba claras mis intenciones; Y, aunque lo trataba de sugerir, no comentaba en absoluto que estaba pensando en mis propias metas en la industria del cine actual.
Lo que creo que sí se transmitía no obstante son las impresiones que me daban otras personas que dan palos de ciego al tratar de hacer cosas sin tener claras esas cosas.
En este escrito voy a tratar de ser más subjetivo. Y voy a hablar de cine, por supuesto.
Yo tengo claro lo que quiero hacer. Me frena el hecho de que el camino requiere mucho esfuerzo desde donde estoy, al principio; Relativamente. En comparación con la envergadura del proyecto.
Y también me paraliza algo el miedo a dar pasos en falso.
No puedo progresar de forma natural debido a mi propia ambición de lograr un éxito rotundo que facilite mi objetivo a largo plazo, seguir haciendo cine por los tiempos de los tiempos, y los siglos de los siglos.
Mirando hacia fuera; A otras obras de cine, tv con personajes reales, o de animación. Si trazamos una línea de progresión temporal podemos apreciar la diferencia entre cómo se hacía antes el cine y la evolución que ha sufrido aquel que se considera hoy día buen cine.
Incluso el que se queda a mitad de camino y no logra el éxito es mucho más heterogéneo que el cine de antaño. Eso es lo que hace falta para lograr el éxito: flexibilidad. Adaptación, cambio y mejora. La industria japonesa del manga y anime que se auto abastece tiene mucho de lo que habría que aprender.
Es importante ser capaz de cambiar para ponerse a la altura de las circunstancias. Hoy día ya no se hacen películas de espías o de aventuras en el espacio o de brujería; Se hacen de espías en el espacio con poderes mágicos. Se hacen con técnicas mejoradas y con estilos refinados más originales procurando siempre obtener un resultado redondo.
Aunque no siempre se consigue superar lo anterior y siempre hay excepciones. Hay una película de terror americana de los 80, House (una casa alucinante), que combinaba tramas de la guerra de Vietnam, con humor y una casa encantada que sigue pareciéndome una obra maestra del cine de entretenimiento.
Hay otro cine más introspectivo sin grandes artificios de guión o producción que en ocasiones alcanza también gran éxito de público; Pero para esto, a parte de mucha dedicación y ser realmente un buen cineasta, hace falta también un apoyo mediático importante porque sin promoción una buena película de cualquier tipo no tendrá éxito.
El cine del futuro, ya he comentado en una entrada anterior, se perfila será en 3D. Pero si como pasó en los 80/90 finalmente la experiencia no termina de cuajar habrá que adaptarse a nuevas formas(la forma es lo más importante) de contar historias y temas nuevos o reciclados con sagacidad.
También en el futuro quizás se logre por fin que el cine lo haga el propio espectador. De ese modo no puede fallar.
En el pasado se hicieron experimentos, por ejemplo emitiendo una serie por dos canales de TV a la vez para que el espectador escogiera su camino. Y hay experiencias similares en una atracción de Futuroscope.
Pero lo que sería genial es que la película que se proyecta en el cine leyera el pensamiento del espectador y mostrara una cosa u otra según unos parámetros dados. De ese modo podrías ir dos veces a ver una película y nunca sabrías como iba a terminar.
Voy corriendo a patentar el nuevo Cine Dinámico. Que la lectura del pensamiento ya está a la orden del día; Al menos en el avanzado mercado de los videojuegos.
lunes, 12 de mayo de 2008
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