Hablamos de romance cuando el objetivo de alguno de los protagonistas es acabar juntos.
Apenas hay películas taquilleras que no incluyan algún derivado del "chico-conoce-chica", "ardilla-conoce-gato" o "robot conoce dinosaurio".
El juego de estas películas suele ser poner la relación en problemas bien sea por el propio carácter de los personajes entre sí, o debido a la interposición de terceros que dificultan el idilio.
En la TV actual el romance nace muerto. Ya que el recurso más habitual, muy eficaz en películas como "Lo que queda de día", es la tensión sexual no-resuelta. Es decir, se intuye que hay atracción entre dos personajes pero por cualquier razón la relación nunca llega a buen término.
Como cualquier película el protagonista no siempre termina logrando lo que quiere, de modo que se incrementa el drama mostrando sentimientos nuevos al perder el favor del ser querido, su memoria o su propia vida.
Romeo y Julieta es la historia clásica a la que más se recurre al tratar sobre amor. Las familias enfrentadas prohibían la relación de los enamorados. Finalmente el infortunio conduce a los enamorados a llevar su amor al lugar donde nadie puede interponerse entre ellos, la muerte. Y es que no hay sensación mayor de deseo que aquello que está prohibido o se pierde irremediablemente para siempre.
Para provocar distintos sentimientos en el espectador del romance nada como tratar temas controvertidos como la homosexualidad o extraños fetichismos tratados en "Brokeback mountain" o "Tamaño natural".
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