La diferencia entre político y militante político es poca cuando el segundo alcanza un cargo público como representante de su partido.
También existe el simpatizante que es muy parecido al militante pero con menos influencia en las decisiones del partido.
Al hablar de políticos ahora no quiero referirme a los que suelen ser tratados con suma diplomacia y cortesía. Lo opuesto a Aguirre en Bombay, claro. Pero ella es un caso a parte. La excepción que confirma la regla.
Cuando un militante de un partido se encuentra con el militante de otro por lo general no hay rencillas personales. Sí que las hay, y muchas, entre simpatizantes de partidos distintos.
Los simpatizantes se enzarzan en discusiones dirigidas por sus emociones y su ego para proteger su autoestima ante una decisión poco meditada.
Escoger a un partido político sobre otro es como casarse con una desconocida concertada por unos desconocidos en vez de otra concertada por otros.
Cuando alguien de un partido hace algo mal los simpatizantes escogen uno de estos dos caminos: 1) -Mengano tendría que ser echado del partido.- 2) -A todos nos ha pasado alguna vez.-
Se individualiza al colectivo o se le exculpa aunque haya cometido el más atroz de los crímenes.
Sin embargo si el que hace algo mal es el último militante de la jerarquía política de un partido con el que no simpatizan solo hay una reacción posible:
-Ese partido político es despreciable porque Fulanito hizo ésto.
Se engloba a todo el grupo político por la acción de una persona.
Y esa es la única verdad. Los grupos políticos son exactamente eso: Colectivos de varias personas con intereses diversos.
Todos compartimos un porcentaje muy alto de similitud en nuestro ADN, aunque la forma de pensar es otro cantar. Está condicionada por nuestras propias vivencias y el entorno.
El éxito de un partido político se procura tratando de aparentar que son diferentes los unos de los otros para así obtener un mayor volumen de votos en el sistema democrático; Y a la vez infunden la idea de que todos sus miembros piensan igual.
Como pasa con las religiones, la mayoría de la gente está perdiendo el interés en cosas intangibles como el más allá o el territorio del más acá.
Nadie es dueño del territorio que habita. Lo único que nos pertenece somos nosotros mismos. Todo lo demás son cosas que pueden comportarse de modo inesperado es por eso que se crean leyes para vivir en sociedad de un modo más cómodo con la apariencia de que todo perdurará. Cuando nos acostumbramos nos volvemos más individualistas y damos menos importancia a la política.
Así que a través de los medios de masas se orquestan inagotables campañas de marketing para que la gente vea la política como algo cotidiano.
Si realmente quieren hacer algo por su partido y por la gente de su territorio los políticos deben ser más abiertos de miras, pensar en más dimensiones, y actuar con mayor agilidad. Aprobando lo que conviene y rectificando medidas impopulares.
Y los simpatizantes de cada partido deben admitir que la política es un juego donde no hay enemigos políticos aunque eso sea lo que se trate de aparentar para lograr el poder.
No hay que votar al partido X porque el Y no te guste. Toda la raza política es igual aunque intenten disimularlo. Solo desean mantenerse en el poder apoyándose en el otro partido en caso necesario.
Taller Deejay a Torrefarrera amb Manel López aka mamomo
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Hace 1 semana
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