Hoy es 11 de julio en este blog; cuando se publica este artículo. Y voy a contar algo de la undécima intervención que me hicieron en la clínica dental y la décimo segunda si da tiempo.
También aprovecho para contar virtualmente que espero estar pasándomelo muy bien en Úbeda donde hoy día 11 está programado un fantástico recital de temas originales compuestos por los músicos de cine para ninguna película en particular.
Y mañana, día 12, un concierto de más de dos horas con orquesta sinfónica y coros en vivo que seguramente sublimaran mis sentidos y el del resto de aficionados congregados aquí.
-Kyaaaaaa!- (Expresión Ourantusiasta)
La undécima intervención en la clínica dental duró algo más de media hora. Me pusieron bastante anestesia y unas dos horas después de salir empecé a notar que se me dormía el labio; Cosa que no había pasado durante la intervención. Con un toque tras otro me limaron la muela y diente que iban a sostener el segundo puente provisional de los tres que voy a tener. Al terminar me colocaron el nuevo puente y al enjuagarme la boca algún trocito de diente se me quedaba atascado entre los dientes inferiores. Una vez enjuagado salí sin problemas y hasta se me hizo corta la intervención.
Esa noche sangré de forma similar a la décima intervención pero esta vez con el puente no intenté ponerme hielo.
Al amanecer hilillos de sangre seca aparecieron cerca de las comisuras de mi labio inferior a la altura de los colmillos, como si hubiera hecho un viaje noctámbulo a transilvania; Además de babear la almohada con una manchita roja como si tuviera el síndrome premenstrual.
Lo peor vino a la noche siguiente cuando al cepillarme los dientes con ¿poco? cuidado debí rozar alguna vieja o nueva cicatriz y sangré como tres o cuatro dedales de "sustento de vampiro". Aunque esta vez no amanecí más que un poco de saliva ligeramente teñida.
El dolor también fue algo molesto y escocía algo en ocasiones. Pero no me impidió hacer vida relativamente normal.
La duodécima intervención fue el día antes de salir esta semana de viaje. Lo que más temía es que al dormir fuera, alguien pensase que soy un vampiro (je, je), licántropo, zombie o algo peor (como Freddy Kruegger), dejando rastros de sangre por donde vaya; así que dejé dicho que no se ensañaran mucho conmigo... o que si lo hacían que no me quedasen secuelas más allá de una noche. Esa noche dormía en casa y ahí me daba igual parecer una sanguijuela con complejo de Carrie.
Y aunque solo estuvieron trabajando en mi boca poco más de media hora se hizo un gran avance para dejarme la boca bastante decente. Antes de las dos próximas intervenciones, que serán las últimas antes del cierre por vacaciones hasta agosto.
Me puso anestesia en el lado del molar inferior izquierdo y talló la muela y el diente próximos. Además aprovechó para tallar algo las muelas superiores de ambos lados (sin anestesia) aunque no demasiado para ir acostumbrándome a la nueva forma de masticar.
Cuando el torno me rozaba la encía del molar inferior me dolía. Y la anestesia la sentí con más fuerza unas dos horas después de salir. No se si es que ya estoy acostumbrado a la anestesia.
De todos modos cuando digo que me duele no suelo matizar de qué manera y hasta qué punto. Mi umbral de dolor en una escala de 1 (poco) a 10 (insoportable) estaría en un 5. Aunque las de intervenciones anteriores en que me "cerzenaban" la encía a lo bestia y sin anestesia yo diría que pasaba del 6.
Después de pulir un poco los molares de arriba y ajustar de nuevo los del lado inferior izquierdo me puso un par de fundas grandotas en el molar tallado y el diente que el tercer puente cubrirá. Y dimos por finalizada la sesión hasta mi regreso ocho días más tarde. Dentro de cuatro días.
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