El 12 de agosto de 2015 ha sido el "dia cero" de mi segundo viaje al Lejano Oriente.
No se le llama Lejano Oriente en vano. Pues en este "día" de viaje he visto amanecer dos veces en el transcurso del viaje desde Tudela a Japón, via Narita.
Inspirado por la experiencia viajera de los blogueros Capitán Urias y Bernabé, he confiado esta vez en Aeroflot pese a no gozar de la mejor fama entre las compañías aéreas en años anteriores.
Personalmente no le he visto nada muy negativo, ni tampoco excesiva ventaja a dividir el viaje en dos tramos más y algo menos largo. Siguen siendo muchas horas. Y un palo que se sobrelleva con el entretenimiento a bordo del segundo avión, más grande y con un surtido extensísimo de películas a la carta, música, noticias, juegos interactivos y demás.
Algo que me ha gustado es disponer de puerto USB con corriente para cargar el móvil.
El vuelo Madrid a Moscú dura 4 horas y media. El de Moscú a Narita son unas 9 horas.
He tenido un momento de confusión al pensar que en Moscú la hora eran 2 horas más que en Madrid. Pero, al menos en verano, es sólo 1 hora más. Esto me ha tenido un buen rato preocupado porque en teoría sólo tenía hora y 10 de margen para el transbordo, 30 minutos desde la hora prevista de llegada, si contamos desde la hora de apertura de embarque. Y había que pasar aún control de pasaporte, y seguridad, así como debería dar tiempo para que el equipaje se trasladase de un avión a otro. La preocupación se esfumó cuando otras pasajeras preguntaron al llegar y dijeron también por megafonía la hora de Moscú (GMT+3) y llegamos puntuales y con tiempo justo para el transbordo.
El segundo avión era mas grande y por tanto con mayor de número de niños pequeños o bebés descontrolados. Uno parecía llorar fuerte compitiendo con el ruido de los reactores, pero no me quitó el sueño. He podido dormir algo en el vuelo, aunque con el culo algo aplastado de tantas horas sentado.
Nada comparado con el martirio de las tres marujas cotorras que debí aguantar atrás en el primer vuelo hablando las 4 horas largas, que me han parecido seis, sin parar, salvo cuando había turbulencias.
Benditas turbulencias.
En cualquier caso, el viaje ha salido redondo pese a la tensión y nervios de tener programados dos transbordos de tren. Para el C1 de Atocha al aeropuerto he pretado un poco el paso y tuve suerte de llegar con diez minutos de tiempo en vez de cinco como estaba previsto, o habría llegado algo tarde a Barajas. Luego un autobús para cambiar de Terminal y al lío.
En total han sido unas 24 horas desde que salí de casa hasta que llegué a Japón.
Ahora a disfrutar.
幸せ。
No se le llama Lejano Oriente en vano. Pues en este "día" de viaje he visto amanecer dos veces en el transcurso del viaje desde Tudela a Japón, via Narita.
Inspirado por la experiencia viajera de los blogueros Capitán Urias y Bernabé, he confiado esta vez en Aeroflot pese a no gozar de la mejor fama entre las compañías aéreas en años anteriores.
Personalmente no le he visto nada muy negativo, ni tampoco excesiva ventaja a dividir el viaje en dos tramos más y algo menos largo. Siguen siendo muchas horas. Y un palo que se sobrelleva con el entretenimiento a bordo del segundo avión, más grande y con un surtido extensísimo de películas a la carta, música, noticias, juegos interactivos y demás.
Algo que me ha gustado es disponer de puerto USB con corriente para cargar el móvil.
El vuelo Madrid a Moscú dura 4 horas y media. El de Moscú a Narita son unas 9 horas.
He tenido un momento de confusión al pensar que en Moscú la hora eran 2 horas más que en Madrid. Pero, al menos en verano, es sólo 1 hora más. Esto me ha tenido un buen rato preocupado porque en teoría sólo tenía hora y 10 de margen para el transbordo, 30 minutos desde la hora prevista de llegada, si contamos desde la hora de apertura de embarque. Y había que pasar aún control de pasaporte, y seguridad, así como debería dar tiempo para que el equipaje se trasladase de un avión a otro. La preocupación se esfumó cuando otras pasajeras preguntaron al llegar y dijeron también por megafonía la hora de Moscú (GMT+3) y llegamos puntuales y con tiempo justo para el transbordo.
El segundo avión era mas grande y por tanto con mayor de número de niños pequeños o bebés descontrolados. Uno parecía llorar fuerte compitiendo con el ruido de los reactores, pero no me quitó el sueño. He podido dormir algo en el vuelo, aunque con el culo algo aplastado de tantas horas sentado.
Nada comparado con el martirio de las tres marujas cotorras que debí aguantar atrás en el primer vuelo hablando las 4 horas largas, que me han parecido seis, sin parar, salvo cuando había turbulencias.
Benditas turbulencias.
En cualquier caso, el viaje ha salido redondo pese a la tensión y nervios de tener programados dos transbordos de tren. Para el C1 de Atocha al aeropuerto he pretado un poco el paso y tuve suerte de llegar con diez minutos de tiempo en vez de cinco como estaba previsto, o habría llegado algo tarde a Barajas. Luego un autobús para cambiar de Terminal y al lío.
En total han sido unas 24 horas desde que salí de casa hasta que llegué a Japón.
Ahora a disfrutar.
幸せ。
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