El domingo 23 de agosto de 2015 salí temprano, pero que muy temprano, de Kagoshima.
Estando a tanta distancia de Tokio, donde tenía reserva para dormir esta noche, y con planes para hacer algunas cosas frikis por el norte de Kyūshū, no quedaba otra que madrugar tanto que pude ver el amanecer. El sol despuntaba por la costa mientras mi primer tren de la mañana abandonaba Kagoshima.
Me hizo algo de ilusión poder ver un amanecer tras perderme el "go-raikō" por las nubes que envolvían el Fuji cuando lo subí.
Hice transbordo en Kokura tras aproximadamente dos horas de tren bala, recorriendo todo Kyūshū de sur a norte. Allí tomé un tren expreso hacia Ōita.
¿Y qué se me había perdido en el nordeste de Kyūshū? La exposición de la serie de moda. El "Muro Ōita" 「進撃の巨人展」que se celebraba en esas fechas en el museo de arte moderno de la ciudad. Una exhibición de Ataque a los titanes espectacular. Aunque debido a mi apretada agenda no pude disfrutar completamente.
Primero hice una larga cola para entrar a la muestra que era precedida por un espectáculo "interactivo" donde una integrante del equipo de exploración nos recibía en pequeños grupos (de unos 40 ó 50 cada vez) mientras se escuchaban atronadores pasos de algún "kyojin" cercano y nos guiaba para refugiarnos a un lugar donde podía verse en una pantalla tras un hueco al resguardo de un edificio rodeado de cascotes y escombros. En eso que la chica desaparece por un lateral, y un kyojin se la come sin piedad. Jejeje.
A partir de ahí, el paseo por largos pasillos avanzaba libremente y podían verse dibujos originales del autor del manga, proyecciones en bucle de secuencias del anime en pantallas grandes, y alguna réplica del equipo de maniobras tridimensionales, la famosa llave que sirve de "mcguffin" para toda la primera temporada, trajes de la guardia de exploración, y más atrezzo, hasta una zona donde no se podía hacer fotos donde aparentemente había algún spoilercillo de algún personaje aún no revelado en el anime. Y otra zona donde una mano de titán colosal, en pose de intentar agarrarte, precedía la sala con su cabeza asomando a tamaño real con cambios en la luz y ojos rojos encendiéndose mientras se oían sus gruñidos.
Después de más y más ilustraciones y dibujos de la serie por todas partes, se sale tras el letrero de un titán colosal dándote la bienvenida a la tienda, con un いらっしゃいませ (irasshaimase). Y no pude evitar llevarme algún recuerdo. Un CD con 4 canciones, un póster de Ōita con el Titán Eren entre sus calles metido en una caja rectangular con dibujo y correa al estilo del equipo de maniobras, una bolsa de mano con llavero y unas galletas edición "Muro Ōita". Todo relacionado con la exposición.
Pero en la planta superior había algo más que no pude ver. Si hubiera pasado de la tienda, quizás me habría dado tiempo. Pero había una larguísima fila y no pude convencer a nadie de la organización para que me adelantasen un poquito. :) Arriba había un espectáculo de proyección 360º 3D virtual de imagen real de Ataque a los titanes. Lo sabía antes de ir; pero no imaginaba que estaría separado del espacio principal. Y me quedé sin tiempo.
Así que para no perder más tiempo tomé un bocadillo en las proximidades de la estación de Ōita antes de que saliera mi tren de vuelta a Kokura. Y de ahí...
No volví hacia Tokio... regresé hacia el sur hasta Fukuoka, donde pude encontrarme con Ale (alias @Karawapo ) como ya hiciera en mi primer viaje de 2011, pero aún con menos tiempo todavía que aquella vez. Así que sólo buscamos un coinlocker (que fue una odisea encontrar uno libre) y visitamos un "BookOff" cercano. Hicimos una sesión Periscope a doble móvil y probamos las butter-cookies de Muro Ōita.
Y poco más. Mientras volvía a Tokio en los shinkansen había noticias de que algún tifón se había cargado la vía de alguna parte de la prefectura de Mie, por la que no pasa el Shinkansen.
Pude probar algún ekiben más para cenar. Y mandé un email al hotel porque era posible que tardase en llegar más tarde de las doce de la noche. Eso son horas intempestivas para cualquier barrio de Tokio. Incluído Ikebukuro.
Cuando llegué di algunas vueltas algo perdido. Si en Ginza, en 2011, algún "chulo*utas" me ofrecía hostess; este año entre calles, habiendo salido por la parte de atrás de la estación de Ikebukuro alguno ofrecía directamente "sex" con mujeres. No me dio muy buena sensación esa parte del barrio. A diferencia de la que visité en 2011, por la parte de delante de la estación de Ikebukuro, cerca del Sunshine City 60, que me gustó mucho.
Pero el hotel era barato y tenía un buffet libre de desayuno incluído; además de algunas sorpresas agradables en las proximidades que probé en los días siguientes. Y seguro que me acordaré de estas experiencias cuando acabe de ver "Durarara". :D
Como curiosidad, si el día anterior ya batí mi record de distancia en trenes, este día superé el del día anterior con unos 1864 kilómetros recorridos en un día. Y eso que no seguí desde Tokio hasta Utsunomiya, o Nikkō de nuevo. :D
Más fotos de todo el viaje en el álbum Flickr: Japan Trip 2015.
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Hace 4 días
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