viernes, 13 de junio de 2008

Sorpresa

El suspense se terminó. Por fin me han pasado la imagen que llevaba varios días esperando y aquí está.


Algunos allegados ya sabían que había empezado a ir al dentista pero no he visto ningún otro blog cuyo autor se muestre más "transparente".

Realmente da algo de repelús sin embargo tengo los dientes más o menos igual desde hace más de diez años. No había ido al dentista desde 1997, entonces me arrancaron una paleta algo careada que me había salido fuera de órbita.

El dentista me dejaba unos "meses" para descansar y luego me arreglaría un poco ese frontal desdentado que tengo.

Como nadie me incentivaba a ir al dentista en estos diez años largos, yo tampoco me animaba. Y así me descuidé y se me torcieron un poco los molares cual Torre de Pisa como puede verse en la imagen.

Aunque he sido bastante negligente no he tenido graves problemas de dolores en todo este tiempo.

La razón principal para acudir es mejorar un poco mi salud general con respecto a mi forma de comer. Creo que mis hábitos alimenticios son algo limitados... pasta, pasta y pasta. A parte de sopas, carne. lechuga, embutidos, tumaca (la herencia catalana), pocas legumbres, pocas frutas y mucha comida precocinada.

También me parece importante poder mirarme al espejo y ver unos dientes dentro de lo común para reforzar un poco mi presencia. Y la autoestima, que aunque la suelo tener por las nubes no siempre es así.

La apariencia no es lo más importante pero en un mundo inundado de imagen hay que tener bastante en cuenta ese factor.

Después de ver que las razones para ir al dentista pesan más que las excusas hay que armarse de valor y, como suele decirse, coger el toro por los cuernos. (pero no lo hagáis en un encierro que es peligroso, insensatos!!! Correr!)

No fui nada lanzado. Once años son muchos años. Creo que más o menos ha pasado ese tiempo desde mi anterior consulta al dentista.

Esta vez fue una buena intención de esas que se hacen al acabar el año; Aun así pasó casi medio año hasta que me decidí. No fue nada fácil tomar la decisión. Un allegado fue decisivo para darme el empujón que necesitaba. Pero es triste que sabiendo que tienes algo mal nadie te evidencie que tienes que remediarlo a lo largo de tantos años.

Otra razón por la que estoy teniendo tanto aplomo en esta situación es porque estoy comportándome, bajo mi punto de vista, con una filosofía solipsista. Algo muy recurrente en la película Matrix. -No hay cuchara!- -Solo está en tu mente- Pienso que no hay nada que temer, hackeo mi mundo y listo.

En el momento en que marqué la primera cifra del teléfono para pedir cita para revisarme la boca todo el miedo, los resoplidos, la ansiedad, la incertidumbre que tenía... simplemente desapareció. (jo! Como en Matrix. je, je.)

Yo había dado el paso. Y me imaginé el resto del proceso. Y una vez asumido es como si ya estuviera hecho.

Además está resultando ser bastante menos traumático de lo que imaginaba mi distorsionada mente.

Para no extender demasiado este texto lo que siguió después, y sucederá -pues tengo como para unos cuatro meses de tratamiento-, lo iré relatando más adelante.

1 comentario:

  1. pos mira, es curioso pero da la impresion de que tomamos las misma decision aproximadamente al mismo tiempo. manda webs. Incluso coincidia mas o menos la cantidad de años sin acudir a la visita del matasanos... juer!

    afortunadamente para mi, creo que yo lo tuve muchisimo mas facil, pues con 2 sesiones de limpieza fue suficiente. eso si, la segunda se asemejó mas a alguna escena de "reservoir dogs"...
    deberia volver este verano a ver ke tal ha ido este año. Pero toy de un perro... eso y los 900 del ala ke tengo ke entregar a hacienda.

    ala ya plicaras!

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