domingo, 21 de septiembre de 2008

Viaje al centro del 3D

La semana pasada aprovechando el día del espectador en los Yelmo cineplex de Zaragoza acudí a ver los nuevos cines y el centro comercial Plaza Imperial inaugurado el 3 de septiembre en las afueras de la capital maña.

Gafas 3DLo que más me atraía era ver por fin el primer largo de acción real de muchas películas que están por estrenarse en próximos años, realizadas para ser proyectadas en 3D con gafas esteroscópicas. Con un sistema moderno mediante dos proyectores y gafas polarizadas que ya pude degustar en 1992 en la Expo de Sevilla o en Futuroscope. Y posteriormente en cines Imax de Madrid, Barakaldo o Mexico D.F.

El primer largo que ví en este sistema se trató de Polar Express, de Robert Zemeckis. Que un par de años más tarde (casi tres) nos sorprendió con Beowulf. Ambas ofrecen una sensación de profundidad y movimiento sensacional que llevará tiempo superar. La ventaja era que todo estaba renderizado por ordenador y se ahorraban ciertas dificultades de un rodaje en este sistema. El problema es que pese al hiperrealismo que se consigue hoy día con estas técnicas de modelado, texturización y animación, aun hay momentos en los que se percibe el "engaño" de que lo que ves no es tan foto-realista como pretende ser.

Deep Sea 3DOtra maravilla que tuve la ocasión de ver el año pasado en Madrid fue el documental Deep Sea 3D, que en unos 40 minutos narra la increible vida submarina en un arrecife de coral sumergiendo en la imagen al espectador, casi literalmente. Desde entonces había sido la película más larga que había visto con gafas polarizadas donde aparecen retratados seres reales de carne y hueso (o escamas y cartílago).

Los productores de Viaje al centro de la tierra 3D, sabían que su película estaba resucitando un "género" de película. No solo era un remake de la historia de Julio Verne; también querían impregnar del típico sabor de cine de aventuras, palomitas y parodiarse a sí mismos por el hecho de que lo que ves es en 3D, de forma parecida a la visión real.

Y el hecho de que se regodearan en el efecto de 3D en si mismo me recordó mucho a las viejas películas de los años 80 que veíamos en los cines con gafas rojas y azules.

Me parece que la última que pude ver con ese tipo de gafas fue la de Spy Kids 3D (2003) que no destacaba mucho por su guión y solo incluía un pequeño fragmento en 3D. Al igual que Pesadilla en Elm Street 6, el final de Freddy. Había que ponerse las gafas en un momento dado de la película; cercano al climax final.

Evidentemente estas secuelas estaban ya bastante trilladas y solo buscaban una vuelta de tuerca más para dar un efecto de valor añadido a la película pero sin llegar a gastar todo el presupuesto del film.

Viaje al centro de La Tierra 3D, me ha parecido una película entretenida. Pero no es lo mejor que he visto en cuanto a efectos de profundidad 3D. Solo lo notaba cuando hacían payasadas ante la cámara jugando con la profundidad o les acompaña algún efecto visual de postproducción digital de los que la película estaba llena.

¿Sería posible hacer una película de acción real en 3D (estereoscopía) sin que esté llena de efectos espectaculares, o que éstos pasen tan desapercibidos como los de Forrest Gump? ¿Y además sea interesante para el espectador?

Quién sabe. Las compañías 3ality digital, compañía implicada en la producción de la película-concierto, próxima a estrenarse en España, U2 3D, y Quantel ya han firmado una alianza estratégica este mes para impulsar este movimiento entre los productores de cine y también en nuestros hogares a través de la industria de la TV.

De hecho más que un acuerdo nuevo parece una renovación de intenciones. Pues ya llevo casi un año escuchando esta propaganda revolucionaria. Y más tiempo aun viendo demostraciones de dispositivos que permiten la estereoscopía incluso sin hacer uso de gafas especiales.

Urdaci 3DCuando el presentador de noticias se siente en la misma mesa de nuestro comedor creo que entonces ya estaremos perdidos. Aunque, estar tranquilos, esta imagen es solo una recreación inventada.

No hay nada que temer del progreso que se nos avecina.

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