Los chicos no lloran. O eso dicen.
Pero puede que algunos tengamos la lágrima más fácil que otras chicas, sí. Ellas no reconocen que se masturban y los chicos tampoco vamos a reconocer que lloramos a veces, cuando nadie mira.
Al hacerte mayor, si no eres un o una blandegue, llorar deja de tener sentido y deja de hacerse. (Salvo el bebé "universitario" de los vecinos... que ya le vale, tantos años sin parar)
Normalmente al crecer se deja de llorar y se reemplaza por chillar, que en inglés puede expresarse con la misma palabra "cry", pero en español la connotación es diferente. Cuando la gente se disgusta habla a gritos o deja de hablar a quien le ofende. Sólo la gente más templada es capaz de guardar la compostura mientras expone los equívocos ajenos.
Hay muchos tipos de llantos o lágrimas.
Las lágrimas de cocodrilo, las de alegría o emoción, y, las más amargas, las de tristeza.
No recuerdo haber llorado nunca con lágrimas de cocodrilo pero sí he visto a gente hacerlo. Y es más común de lo que se piensa. ¡Qué hipócrita llega a ser la gente! Y qué asquito da que finjan que les duele algo que te afecta y van a hacer algo para soliviantarlo y descubres que eso va a ser todo.
Puede que, cuando era niño, en situaciones de abuso físico, jugando en recreos, o así, con otros más brutotes haya fingido un dolor superior al infligido para que desistiesen de su actitud. Es una medida de defensa muy común de los que hemos sido menos agraciados en lo que a fuerza muscular se refiere. De todos modos, yo he sido de la gente que siempre se ha llevado bien con todos fueran "tontitos" o brutotes y rara vez he sido víctima de mobbing, burlas o similar. Reconozco que, en todo caso, he sido a veces de los que se burlan o zancadillean, y nunca he permitido que nadie "se me suba a la chepa". Saber algo de judo (de libros) tampoco me vino mal.
Los llantos de tristeza, en mi caso, también son muy raros. No creo haber llorado casi nunca por esa razón. Creo que se siente algo especial. Alguna sustancia química circula por el cerebro y se despeja. Seguro que tiene algún efecto terapéutico.
Las cosas más "tristes" de mi vida quizás estén relacionadas con la familia. Los problemas que más te afectan, es normal que tengan que ver con tus allegados. Quizás los mayores problemas los padecí cuando ya era un "chico mayor" para llorar por cualquier cosa. A lo sumo se nos mete "algo en el ojo" ante el divorcio paterno, enfermedades, o algunos funerales.
Sin emabargo, psicológicamente los hechos relacionados con los parientes realmente me afectan menos que las vidas ajenas. Quizás porque todo me preocupa demasiado para dejar que me afecte. Y la incertidumbre de lo que podría soltar si me dejase llevar en este tema es la razón por la cuál nunca suelo mencionar a mi familia en mis relaciones sociales en la red o en la vida real.
Aunque en lo personal sea menos triste, me afecta más cuando una persona cuya obra admiro fallece. Aunque no tenga ningún parentesco conmigo y viva a miles de kilómetros. Me afectó que falleciera Satoshi Kon, Jerry Goldsmith, Michael Kamen, y otros creativos. Aunque tampoco hasta el punto de soltar lágrimas por ello.
Lo más común para encontrarme llorando (Y tampoco es que me pase la vida haciéndolo. Qué ya soy mayorcico, he dicho. :)) suele ser el llanto de emoción. Que sobre todo noto al ver algunas series y películas de animación japonesa con dramas que me gustan mucho. Tokio Magnitude 8.0 es una serie que va directa a la yugular para que llores sufriendo por lo que le pueda pasar a Yuuki y su hermana. Hay quién dice que es porque me ha ablandado el shojo que leo. (Tampoco leo tanto! Sólo Ouran High School Host Club y es por el humor y frescura de su autora)
Me ha podido pasar viendo otros animes con momentos emotivos como La chica que saltaba en el tiempo o Arrietty. Aunque no todo título triste o dramático provoca ese efecto en mí. Por lo general son títulos que reflejan la vida en forma de comedia, donde el drama está dosificado en breves momentos y no toda la película es un drama.
También emocionan capítulos finales de series que han sido predominantemente cómicas pero entonces te tocan la fibra sensible con la despedida en su último capítulo, como el fantástico ensayo de las protagonistas de Lucky Star del tema Motteke! Sailor Fuku. (Vaya! Estoy llorando!! Qué tonto! :))
El truco está en que una obra debe ser equilibrada. Si todo es tristeza, la alegría no existe, y por tanto ese es el estado natural del mundo diegético en que te has sumergido. Y la tristeza en ese caso no tiene porque transmitir ninguna emoción. Lo "triste" que más te emociona es encontrarse con un drama cuando se ha conocido la alegría.
Y teniendo en cuenta que el humor es un estado muy subjetivo y complejo de lograr, las mejores obras son las que consiguen hacerte llorar incluyendo toques de humor que realmente te hacen reir.
Se puede decir que la risa es el estado opuesto al llanto. Así que eso de que los extremos se tocan es bastante cierto en este caso. Pues tanto la risa como el llanto se expresan generalente al comprender un acto tan bien como si lo hubieras sufrido tu mismo, porque efectivamente te pasó a tí o a alguien que conoces.
Y ya está bien por hoy. No nos pongamos más melancólicos de lo necesario que el mundo está lleno de cosas tristes, pero también de ilusiones y alegría; y estamos aquí para divertirnos, ¿o no?
martes, 6 de diciembre de 2011
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