Un maestro es una persona que sirve de ejemplo, enseña y propone retos a superar.
Un buen maestro es consciente de las limitaciones de su alumno. Fija tus metas un peldaño más arriba dándote opción de superarte a tí mismo.
Podemos elegir a nuestros amigos, al médico de la seguridad social (a veces), y hasta el tendero que nos vende la comida. Pero no podemos elegir a padres, de los que tanto copiaremos (o contra-imitaremos), y casi nunca a nuestros profesores.
En el caso de los profesores de la escuela a menudo se escucha eso de -me tiene manía-. Cuando lo que en realidad suele pasar es todo lo contrario.
Por muy buen maestro que tengas, si no te cae bien, por cualquier razón, no aprendes nada de lo que intenta enseñarte.
No existe una pastilla de fuerza de voluntad que el maestro pueda administrar al alumno para que éste decida prestarle atención y seguir sus instrucciones para aprender la lección.
Si alguien es desconfiado, agresivo, apático o inocente/ignorante no me da confianza para tratarlo con el respeto que merece un profesor.
Puedo tener amigos con alguna de esas características muy marcadas en su personalidad pero nunca me enseñarán nada por mucho que sepan de cosas que ignoro y me gustaría aprender.
Y eso, sabiendo que hay muchas cosas de la vida que también me producen desconfianza, enfado, indiferencia o de las que no sé absolutamente nada.
Es un defecto contradictorio que me lleva a pensar en el personaje de Sheldon de la serie Big Bang. Y bromear con que soy especial y estoy a un paso de alzarme en la escala evolutiva. Así que tengo manía a lo que se parece a mí, con los mismos defectos, para superarme y evolucionar todo lo posible.
En el fondo hay poca diferencia entre un amigo y un maestro. Ambos intentan ayudarte y van conociendo tus carencias y virtudes.
Si el grado de experiencia es similar, aunque sea sobre temas distintos, y hay un nivel similar de conocimientos que ambos están dispuestos a compartir, yo diría que estamos ante amigos. Si sólo una figura aprende de la otra, hablamos de una relación de maestro - alumno. Aunque el maestro también puede aprender al mismo tiempo que muestra el camino al alumno.
Los maestros que más me han motivado han tenido cualidades opuestas a los defectos que he mencionado. Por lo general han sido capaces de sorprender continuamente. Son enérgicos. Sinceros. Sabios. Divertidos. -Oh cielos! Alguien con todas esas características podría enseñarme física cuántica, diez idiomas, poesía y a tocar el violín en una tarde. :)
El mejor maestro del mundo es quien mejor te comprende y sólo hay una persona que puede saber lo que estás pensando en cada momento. El maestro "Tú mismo".
Muchas cosas que me han sido útiles en la vida, las he aprendido en plan autodidacta. Es una forma de aprender que supone más esfuerzo y motivación del necesario, e implica más riesgo a equivocarse y tener una formación algo incompleta.
Evaluarse uno mismo y notar los progresos estimula más el ánimo. O, cuando no has tenido tiempo o ganas de aprender lo suficiente, no hay otra persona para echarte en cara que no has progresado, ahorrándote esa vergüenza. Y permitiéndote aprender a tu ritmo, sin ingerencias ajenas.
En los tiempos que corren el conocimiento es poder. No ser capaz de aprender algo por uno mismo, ni leer e interpretar un manual de instrucciones supone una apatía o falta de motivación que ni el Maestro Yoda podría corregir.
Que la Fuerza de voluntad te acompañe.
domingo, 4 de diciembre de 2011
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