Con mucho cuidado hizo una bola con sus dos manos que puso sobre el cubo de basura y depositó lo que sostenía cayendo dentro con un ruido sordo. Inmediatamente sacó la bolsa negra del cubo. La ató y salió de casa para tirarla.
Antes de salir se cruzó con una vecina que entraba en el portal. Una señora con sombrerito redondo rosa y llamativo.
-Hola, señor Puente. ¿Va a tirar la basura tan temprano?
-¿Y usted la trae a casa en su bolso?
-Oh! Qué maleducado!
La vecina chismosa entró dejando que el señor de la bolsa de basura saliera a la calle.
Al salir, un hombre con mono azul de trabajo y un saco amarillo al hombro tropezó con el de la bolsa de basura.
- Perdone! No le vi salir.
- No pasa nada. Disculpe.
El hombre del saco amarillo se alejó y se detuvo pocos metros después en el cruce que había en la calle.
El hombre de la bolsa de basura, el señor Puente, se volvió hacia el contenedor para desperdicios orgánicos que había frente a su portal.
Repentinamente algo le deslumbró. Un objeto brillante, posiblemente de metal, había reflejado la luz del sol justo antes de que el hombre del mono azul lo introdujera en su saco amarillo. Volvió a mirar hacia el contenedor y tiró la bolsa de basura en su interior. Pero después observó como el hombre del mono azul descolgaba el saco amarillo de su hombro y lo apoyaba en el suelo frente a él. Al poco rato, giró su cabeza para mirar hacia donde estaba el señor Puente y éste miró hacia otro lado para no llamar la atención.
Justo en ese momento un camión de la basura se detenía delante del señor Puente. Y una chica joven en chandal empezó a chillar a 50 metros del contenedor.
- Esperen! Por favor!
Llevaba una bolsa de basura verde en la mano y corría hacia donde estaba el señor Puente, que dio unos pasos atrás, algo indeciso.
Del camión bajó otro basurero con mono de trabajo azul y abrió el conenedor.
- Espere! Traigo basura!- Chilló de nuevo la joven con la bolsa verde.
El basurero la miró y aguardó a que llegara mientras sacaba la bolsa del señor Puente del contenedor. La joven dio al basurero su bolsa y justo en ese momento el saco amarillo golpeó al basurero.
- Hola! Toma tu saco! Te lo dejaste en casa ayer.
- Gracias! Cuélgamelo a la espalda. ¿quieres?
El basurero arrojó las dos bolsas al depósito del camión, la bolsa verde quedó encima de la negra y algo pareció moverse en su interior. El basurero no hizo gesto de advertir nada raro y se subió por el lado opuesto al conductor. Asomó por la ventanilla y se despidió de su compañero.
- Nos vemos mañana!
La joven dio media vuelta por donde había venido y en dirección opuesta, de vuelta hacia el cruce de la calle, se fue el hombre del mono azul.
El señor Puente dio media vuelta y se dirigió hacia su casa. Poco antes de entrar giró su mirada y vio alejarse el camión de la basura.
viernes, 23 de diciembre de 2011
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