Mantener el ritmo en ocasiones es muy difícil. Llevo 15 artículos escritos este "diciembre bloguero". Y quedan 16 más por delante. (aunque el del sábado ya está escrito, por si no me daba tiempo a hacerlo con el día algo liado)
Algunas entradas me parecen peores que otras. Incluso cansinas. Y ninguna llega al nivel que me gustaría.
El nivel de auto-exigencia es quizás la razón por la que no termino de hacer muchos asuntos propios y ajenos. Porque para hacer un "churro" mejor no hago nada. Así pienso yo. Para hacer las cosas mal, mejor no se hacen.
Tampoco es que eluda todas mis responsabilidades. Soy de los que no saben decir que NO y me apunto a un bombardeo aunque esté en momentos complicados.
El miedo a fracasar es una razón por la que mucha gente no hace nada importante en sus vidas. Aunque este no es mi caso. Y el hecho de escribir un poco cada día ya es la mayor parte de mi objetivo en lo que respecta al blog.
Por supuesto, no se puede vivir siempre a tope. Hay gente que parece hacerlo. Pero yo no me veo capaz. Hay que alternar entre descanso, trabajo, aprendizaje y actos cotidianos.
Cada una de esas acciones por separado no me dice nada, incluso me disgusta.
No me gusta quedarme sin hacer nada; por eso a veces me salto mis horas de sueño habituales. Pero luego siempre procuro dormir mis ocho horas diarias o lo que toque. Y ni el despertador más heavy consigue levantarme de la cama si no he dormido suficiente.
Rara vez me aburro. Eso es imposible. Los días son muy cortos para mi gusto. Tampoco es que sea un adicto al trabajo. Si se puede parar cuatro días por cada día de trabajo, mejor que descansar sólo tres días por cada día trabajado. Jeje. :) Lo de que el trabajo dignifica es un invento de explotadores y religiosos sin escrúpulos.
Aunque tampoco me gusta dejar las cosas a medias. Tiendo a prolongar mis jornadas hasta que he terminado la tarea, aunque sea un trabajo para una semana entera. Otra cosa mal hecha. Pues si no se descansa no se rinde adecuadamente.
Aprender cosas nuevas da mucho hambre y hay que esforzarse con mucha constancia. Razón por la cual tampoco soy muy amigo de hincar los codos si no estoy muy motivado.
Y hacer lo de siempre, para sentirse cómodo en un entorno conocido. Estar en casa. Ir a la compra. Cosas rutinarias. Cuando me doy cuenta de que hago lo mismo día tras día me cabrea muchísimo. Destesto la rutina. La detesto desde lo más profundo de mi ser.
Sin embargo todo junto, bien batido pero no agitado, es un cotel que merece la pena consumir.
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